Entró al probador con cinco o seis remeras de diferente color, corte y diseño. Las había elegido todas la mujer esta... cuyo nombre Hyunjin no quiso mantener en la memoria.
Simplemente por eso las remeras le parecían extremadamente feas.
Se sacó el suéter y miró en el espejo la camiseta del colegio manchada por el líquido blanco, que ahora ya estaba seco. Agudizó el oído al sentir movimientos fuera de ese reducido espacio.
-Nunca más me llamaste, Minho... -musitó la mujer. Minho carraspeó. -Yo pensaba que te gustaba mucho lo que hacíamos, por tus expresiones parecía que... -Minho carraspeó de nuevo.
-Ehh, si, Yuna... -empezó. -Me gustaba, sí; pero tú quisiste más de lo que yo podía darte y no quise meterme en esas aguas. -lo sintió reírse, y sonrió levemente ante esto.
-Lino, si me dejaras que probáramos de nuevo... -sintió el ruido del taco de aguja sonando contra el piso de mármol. Se estaba acercando a él, estaba seguro. Hyunjin frunció el ceño y pensó. -Te juro que no te vas a arrepentir -sintió que dijo, en un tono mucho más bajo.
Lo próximo que hizo, en su vida se habría animado a hacerlo si no fuera por los celos ciegos que reinaron en su cuerpo en cuestión de segundos.
Abrió la puerta del probador en un movimiento rápido, causando la exaltación de la mujer quien estaba muy, muy cerca del cuerpo rígido de Minho. Lo miró, con odio.
-Minho... ¡Ay, perdón! No sabía que estaban hablando de algo importante -dijo, con una inocencia tan fingida que logró hacer que la mujer chasquee su lengua. La misma, en un movimiento veloz, dirigió su mirada hacia la remera machada del chico, abriendo sus ojos en señal de sorpresa. Hyunjin sonrió de lado. -¿Me ayudas aquí adentro un segundo? Es que necesito saber cuál llevarme, Lino -dijo, imitando el apodo de la mujer, quien suspiró irritada.
-Cualquier cosa estoy en la caja, permiso -dijo, retirándose rápido del lugar.
Minho lo miró con una sonrisa notoria plasmada en su cara, negando con la cabeza mientras cruzaba sus brazos sobre el pecho. Hyunjin alzó sus cejas, con una evidente expresión divertida.
-¿Qué? -preguntó, metiendo su lengua entre los dientes.
-Entra ahí, mocoso -demandó, empujando su cuerpo hacia el pequeño lugar.
Ni bien entraron, Hyunjin se vio inmediatamente acorralado entre el cuerpo de Minho y el espejo del probador. La pierna del mayor se hizo espacio entre sus piernas, rozando con total dureza el miembro del más chico.
Tomó el pelo de su nuca con una mano y con la otra tomó con un poco más de delicadeza su cuello, rodeándolo con sus largos dedos.
-¿Me pareció a mi o te pusiste celoso, bebé? -preguntó sobre su boca.
-¿De esa? Jamás -respondió, flaqueando debido a la cercanía. Minho rozó sus labios levemente, y mordió allí con sutileza. -Bueno, un poquito -aceptó.
Las bocas de ambos se unieron en un beso fogoso, lleno de necesidad del otro. El hecho de que sea el primer beso que se daban desde el día anterior, hizo todo más intenso; las manos de Minho tomaban con fuerza distintas partes de la cara de Hyunjin, sin inmovilizarlo, pero limitando su capacidad de cambio de posición.
La lengua de Minho se enterró en la boca del menor con una habilidad que sólo él poseía. Hyunjin gimió ante el contacto y paseó sus manos libres por debajo de la camiseta que Hyunjin traía, rozando su espalda con sus yemas frías.
Mediante el beso se intensificaba, también la necesidad que tenían de tocarse. Hyunjin se las ingenió para traer sus manos hacia adelante, llegando con facilidad hasta la hebilla del cinturón del mayor. Sin dejar jamás de besarse, Hyunjin comenzó el trabajo de desprender todo aquello que separaba su cuerpo del bóxer de Minho y, una vez logrado su cometido, dejó la boca del mayor para amagar a agacharse frente a la notable erección.
Sintió una mano en su hombro, indicando que se detenga.
-No tenemos tiempo -murmuró. Hyunjin alzó las cejas.
-¿Acabas de rechazarme una mamada? -preguntó. Minho apretó la mandíbula. -¿Qué, Tienes miedo de que tu amiga sepa que me follas a mi ahora? -sentenció.
-Cierra un poco la boca, mocoso -dijo, e introdujo sus dedos en la boca del menor, incitándolo a que los lubrique. El chico, pese al severo enojo que cargaba, empezó a cumplir con la acción; chupó los dedos con mucha fuerza, mordiéndolos de vez en cuando logrando que la mirada de Minho se tornara aún más oscura.
El mayor, con su mano libre y ayuda del mismo Hyunjin, logró bajarle los pantalones dejándolo expuesto.
-Date vuelta -gruñó. Hyunjin obedeció, ansioso, quedando cara a cara con el espejo apoyando sus manos en él. Se sonrojó ampliamente al ver su expresión cuando Minho introdujo dos dedos de una estocada, moviéndolos un poco e introduciendo el tercero unos segundos después, dado que a Hyunjin ya casi no le costaba recibir al mayor. -Mírate, bebé, eres hermoso -musitó, mientras reemplazaba sus dedos por su miembro rápidamente.
Las estocadas de Minho al cuerpo de Hyunjin eran enérgicas y rítmicas. Hyunjin podía ver su cara cuando sus ojos no permanecían cerrados; al igual que Minho quien, al tener el cuerpo del menor en esa posición tan sugerente y a su vez poder mirarlo a la cara, estaba enloqueciendo.
-Eres muy, muy lindo, mocoso... -gruñía, mientras los gemidos de Hyunjin salían sin poder evitarlo de sus hinchados labios. -Me vuelves loco... mira como estás, mocoso, eres hermoso -repetía, causando mil estragos dentro del chico.
Minho cambió el ángulo y, en cuestión de segundos, ambos habían acabado casi que al mismo tiempo, como siempre. El sexo era tan bueno, que disfrutaban por igual y al unísono.
Minho pasó su mano vagamente por la espalda desnuda del castaño, quien estaba apoyado contra el espejo - recuperando su respiración.
Acomodaron rápidamente la ropa en sus cuerpos y, tras peinar inútilmente su pelo y controlar su respiración, salieron del probador.
yuna no pudo siquiera mirarlos a los ojos. Ellos, sonrieron.
-Nos llevamos esas dos, Yuna, y la que tiene puesta -dijo Minho, extendiendo la tarjeta de crédito hacia la mano de la mujer.
Ella, simplemente, asintió.
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algun error diganme con confianza :))
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𝕊𝕦𝕘𝕒𝕣 //ᴴʸᵘⁿʰᵒ
FanfictionHyunjin un día se topa en una página de Internet con un hombre, el cual quiere tratarlo de una manera bastante... particular. adaptación autorizada