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Los diez primeros minutos del viaje fueron reinados por un silencio muy tenso.

Hyunjin mantenía sus manos sobre sus rodillas, pasándolas frenéticamente por la tela de su pantalón en un intento de deshacerse del sudor de sus manos.

Estaba nervioso.

Minho permanecía con sus manos firmes sobre el volante, pasando de vez en cuando hacia la palanca de cambios para después volverlas a ubicar en el primer lugar.

El castaño lo miraba de reojo, intentando disimular; su expresión era seria y su mandíbula estaba trabada de tal manera que, en el exterior, parecía que hasta dolía. Su cuerpo estaba tenso y de vez en cuando sus nudillos quedaban un poco más blancos debido a la fuerza que aplicaba sobre el volante. Hyunjin tragó.

Lo exasperaba esa situación.

-Mmm, Minho... -murmuró.

El auto, de pronto, había girado en una esquina violentamente y se había metido en un callejón. Frenó de golpe, y mientras Minho ponía el freno de mano con uno de sus brazos libres, desabrochaba en un ágil movimiento su propio cinturón de seguridad.

Lo sintió acercarse de costado de una manera peligrosa.

-Así que estas de rebelde, mocoso... -gruñó. Al ver que Hyunjin permanecía estático ante la sorpresa por los movimientos del mayor, Minho dirigió su mano hacia su entrepierna y desprendió el pantalón del castaño, generando de esa manera un suspiro pesado. -¿Quién te piensas que eres para decirme a mi cuándo puedo besarte y cuando no, mocoso? -continuó, haciendo énfasis en el mismo pronombre que ya había utilizado.

Hyunjin entreabrió sus labios al sentir el contacto directo de sus dedos largos rodeando su miembro, con nada de sutileza. Minho mantuvo la mano estática, analizando cada expresión de desespero que se hacía presente en la cara del chico.

Lo miró, impaciente.

-Minho... -susurró, sin poder evitar que la voz le saliera como un hilo.

-No quiero que muevas un pelo, ¿me escuchaste? -sentenció, empezando a mover rítmicamente su mano.

El hecho de no poder moverse calentaba más la situación.

La mano de Minho era constante, masajeando la erección, alternando en ritmos y frecuencias, causando el desespero lento del más chico. Cada vez que este intentaba mover sus caderas por respuesta natural del cuerpo. Minho frenaba el movimiento y apretaba con rudeza los huesos de su pelvis para que se mantuviera inmóvil, tal como le había ordenado.

Hyunjin cerró sus ojos con fuerza al sentir un toque en específico sobre la cabeza. Se retorció incómodo; sentía que ese toque no era suficiente para saciarlo.

Sin embargo, sabía que si se movía los movimientos cesarían.

Mordió su labio con tanta fuerza que sacó sangre, y gimió ante esto. Minho lo observaba, lujurioso, mientras su mano trabajaba gustosa sobre su erección. Los ojos de Hyunjin finalmente se abrieron luciendo desesperados; miraron rápidamente a Minho mientras apenas un poco de sangre asomaba de su boca.

-Minho, Minho... -musitaba.

-¿Qué? -preguntó, manteniendo la mirada.

-Minho... -suspiró. –Minho...ahh, Minho, bésame. Bésame, por favor -pidió con la boca muy abierta, deseosa de algún contacto más que el que ya lo estaba volviendo loco allí abajo.

-No -respondió. -Quiero que acabes así, sin tocarme. No vas a besarme cuando tú quieras, Hyunjin... así no funciona la cosa aquí. -respondió, seco. Acercó lentamente su boca hacia la del menor. -No te vayas a mover, mocoso -advirtió.

Lo próximo que hizo fue sacar su lengua, retirando de manera voraz la sangre que provenía del labio dañado de Hyunjin. Este gimió ante el ansiado contacto, pero cuando quiso profundizar ese repentino toque, Minho mordió con fuerza esa parte de su boca, causando que el menor soltara gemido de dolor mezclado con total deseo.

-Mocoso idiota... -susurró, moviendo su mano más rápido, hablando sobre su boca. Sintió cada uno de los gemidos que el chico soltaba sobre su cara disfrutando de cada uno de ellos; en especial de ese quejido final que liberó al acabar. El semen saltó hacia su propia remera del colegio, manchando allí de una forma demasiado evidente. Las mejillas de Hyunjin estaban al rojo vivo, recuperándose del reciente orgasmo. Minho lo miró sonriendo y, mientras acomodaba su miembro dentro de su ropa, habló:-Vamos a ir a comprarte una remera nueva a algún lado -le dijo.

Hyunjin asintió.

𝕊𝕦𝕘𝕒𝕣 //ᴴʸᵘⁿʰᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora