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Era viernes por la tarde, estaba en la casa terminando de editar un cuento, gracias a dios no había sido solicitado para trabajar en la librería. No estaba de ánimos para estar con el acosador, aún meditaba si el chico valía la pena como para dejar su trabajo. En realidad, no quería hacerlo, le hubiera gustado que su jefe lo regañara, le advirtiera que no lo volviera a molestar, pero no lo hizo, solo le pidió a él que no armara un problema de algo tan pequeño. ¿Era pequeño que el chico lo acosara? ¿Era pequeño que lo hubiera intentado besar a la fuerza? ¿Era pequeño que usará a sus amigos para presionarlo? ¿Era realmente pequeño? ¿Estaba haciendo un escándalo de algo insignificante?

No era así.

A veces se sentía sofocado, asfixiado, sin salida, quería golpearlo y gritarle que lo dejara en paz, que nunca estaría con alguien como él y que ya tenía a alguien a su lado que lo hacía inmensamente feliz. Aún debía pensar sobre el tema, pensar si dejaría su trabajo por él, o al final de todo dejaría que ChanYeol lo golpeara para alejarlo.

Se rió por sus pensamientos, claro que no haría lo último. Él sabía defenderse, quería solucionar ese tema solo, era un joven independiente y además, no quería involucrar al rubio en algún escándalo que aumentara su reputación de maltratador, porque sí, después del incidente con su compañero de clases los rumores sobre lo violento que ChanYeol era se esparcieron como el aire, incluso había personas que lo miraban detenidamente para ver si tenía moretones o algún golpe. Idiotas, solo porque ChanYeol lo había defendido lo tachaban de violento.

ChanYeol no era violento, era amable, cariñoso, tenía un corazón y alma de niño, protector y lo hacía sentir seguro, y más importante aún, él lo conocía, las personas de la universidad que les gustaba hablar ni siquiera conocían su cara. ¿Acaso no eran más violentas sus palabras? ¿No era más violento como los hombres solían compartir imágenes íntimas de las chicas sin su consentimiento? ¿Qué hay de las palabras denigrantes que le decían? ¿Cuál era el concepto de violencia que las personas manejaban?

Suspiró.

No le gustaba quedarse solo porque comenzaba a pensar demasiado, necesitaba el bullicio de los niños, los mimos del rubio, las risas, los comentarios sarcásticos, las preguntas de JaeMin, los abrazos de JiSung, los dibujos esparcidos de DoYoung, necesitaba los besos de ChanYeol. Sonrió recordando que solo faltaban unas horas para verlos, para que el departamento se llenara de vida, para que sus personas favoritas alegraran su día.

Escuchó el timbre sonar, frunció el ceño extrañado, no podían ser los chicos porque ellos tenían llaves y aún no era tiempo para que llegaran.

Abrió la puerta encontrándose con su mejor amiga—. ¡Hola! —saludó y entró como perro por su casa.

—No es que me desagrade tu visita, pero, ¿qué haces aquí? — preguntó extrañado. En realidad, su amiga no venía a su hogar porque solía salir con su novio los viernes y fin de semana, además de que ellos se veían toda la semana.

—Se nota que me amas —dijo fingiendo dolor, BaekHyun la miró buscando respuestas—. Solo vengo a dejar un paquete para ti.

Eso confundió aún más al pelinegro. JiNa sacó de su mochila una caja pequeña color amarillo, su color favorito, y se la entrego—. ¿Y qué es esto?

—No tengo idea, solo tengo órdenes de entregarla —se encogió de hombros,  dispuesto a presionar para que le dijera la verdad, ya que sabía que mentía, pero la chica no lo dejo hablar—. ¡No sé nada! ¡No diré nada! ¡Ahora me voy!

—¡Gong JiNa! Ven aquí y dime qué es —le pidió, pero la chica salió corriendo y no dijo nada. Cerró la puerta y miró la pequeña caja.

Viniendo de JiNa podría ser cualquier cosa, pero se le hacía curioso la razón, no creía que tuviera tiempo como para jugarle alguna broma, era demasiado extraño. Caminó hacia el sofá y se sentó sin apartar su mirada de la caja.

Padres│ChanBaek Donde viven las historias. Descúbrelo ahora