Capitulo: 4

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Toque el timbre por décima vez, la paciencia nunca había sido mi fuerte.
Opté por llamar a marcos, no iba a quedarme todo el día esperando, justamente cuando marcaba su número la puerta se abrió. Frente a mi estaba una mujer , de pelo rubio y ojos verdes.

- buenas tardes ¿en qué puedo ayudarle? - aquella mujer me observaba de manera extraña.

- buenas tardes ¿se encuentra su hijo menor? - me golpeé mentalmente al no recordar su nombre.

- ¿Julián? Claro, pasa - se hizo a un lado para que entrara - que extraño, no sabía que tenía visitas. ya le aviso, Ponte cómoda cariño - me dedico una sonrisa amable .

Me dediqué a observar detalladamente los cuadros colgados, esa familia si que era unida ( al menos eso reflejaban los cuadros) se les veía felices.

- ¿Gael? ¿Qué haces aquí? - el chico venía bajando las escaleras - mierda, olvide que venías - pude sentir como toda mi cuerpo ardía de enojo, ese maldito mocoso había olvidado que vendría. Sentí un inmenso deseo de verlo rodar por las escaleras - lo siento - me hizo un gesto con la cabeza para que le siguiera y eso hice .

Estando ya en su habitación cerró la puerta detrás de nosotros y dejó caer en la cama, yo por otro lado me senté en un sillón.

- veamos - tomó un libro una mesa que estaba a su lado - este esta bien para comenzar, trata sobre una familia qué pasan muchas calamidades y tienen que vivir en la calle y etcétera  - su rostro reflejaba un aburrimiento colosal.

- ¿te molesta esto? - tome el libro que me tendía esperando su respuesta.

- es solo una une estoy muy cansado - se estrujo los ojos por debajo de los anteojos.

- podría darte un masaje, aprendí con mi tía, soy buena.

- no es necesario, estoy bien - abanicó las manos restándole importancia.

- serán solo unos minutos - me posiciones detrás de él - si no estás cansado terminaremos más rápido - acaricie sus hombros despacio comencé con el masaje. Lo sentí tensarse ante mi tacto , sonreí en mi interior ( esto será más fácil de lo esperado).
En medio del masaje me detuve más de lo necesario en el cuello, moví mi hombro derecho logrando que el tirante de la blusa se deslizara y se notara el encaje del sostén. En un ágil movimiento me senté sobre sus piernas, su cara de sorpresa fue enorme, me moví contra él al ritmo de mis dedos sobre sus hombros.

- ¿qué haces? - quiso alejarse, se lo impedí tomándolo del cuello y haciendo un gesto de silencio con la mano que tenía libre.
Seguí en lo anterior, lo sentí estremecer y respirar agitado, le besé el cuello, mordí y succioné - gimió- fui directo al lóbulo de la oreja y realicé la misma acción que en el cuello - maldijo por lo bajo ( decir que aquella maldición me encanto es poco).

Me tomo de la cintura para apartarme de nuevo pero no se lo permití, me estrujé contra su amigo más fuerte que antes.

- jo....der - logre escuchar entre jadeos.

La situación se estaba volviendo más comprometedora ya no me interesaban solo los besos en el cuello, posicione mis manos cerca de su entre pierna. Pero el muy marica se sobresaltó y me aparto las manos, logrando así romper la burbuja que tanto trabajo me había costado.

- espera - trataba de recuperar la compostura mientras hablaba - tengo que ayudarte o no terminaremos a tiempo.

- eso puede esperar - respondí con la voz ronca volviéndole a besar el cuello.

- no lograrás hacerlo a tiempo- respondió en un suspiro.

- yo no, pero tú si - afirmé volviendo a estrujarme contra el.

De la nada me tomo por los hombros y me alejo sin una pizca de delicadeza.

- si piensas que haré esto por ti estás muy equivocada - jamás había visto una mirada tan firme como la que tenía delante - debí imaginármelo - suspiró con frustración, mientras yo intentaba llevar el hilo de la conversación -  este comportamiento ya lo había visto antes. Las chicas eligen a un nerd para que les hagan los proyectos, yo no soy así.
Si quieres pasar esto deberás ponerle mucho empeño - mientras me decía todo eso sostuvo mi mirada más de lo que esperaba.

- en realidad era una excelente idea - admití encogiéndome de hombros - tú me ayudabas y yo te ayudaba, ya sabes un intercambió.

- no soy así- afirmó mientras me ponía de pie.

- eso ya lo se - le mire y no pude evitar reír - perdedor. 

Suspire pesadamente mientras ideaba otro plan, otra persona a la cual buscar porque estaba totalmente segura que ese trabajo yo no lo iba a realizar.

- supongo que después de esto no querrás seguir ayudándome - puse cara de estar arrepentida.

- en realidad no me molesta - se   Dejo caer completamente en la cama.

- está bien Julio, entonces seguiremos.

- me llamo Julián- respondió con rostro desconcertado.

- soy mala con los nombres, no esperes que me aprenda el tuyo - abrí la puerta - me tengo que ir, no saben qué llegaré tarde a casa.

- permíteme acompañarte - se ofreció poniéndose de pie en un salto.

- se caminar sola, y defenderme mucho mejor que tu.
Créeme, no me hace falta tu compañía - le hice saber con mi voz fría.

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