Sentí que mi celular vibraba y me bajé de él.
- Lo siento –le dije y él sonrió.
- No importa –dijo y se alejó un poco para que yo viera mi celular.
“Hola pequeña amiga, te he extrañado. ¿Qué tal estás?” –mi corazón se comenzó a acelerar con el simple hecho de saber que era un mensaje de él.
“Hola, estoy bien. Sabes me ha ido bien y siento que por fin eso del amor está volviendo a mí –envié, pues le quería hablar de mi relación con Dean- ¿Qué tal te ha ido a ti?”
Tomé de la mano a Dean, pues ya era hora de que regresáramos a Dominó. Mientras íbamos en el elevador, mi celular volvió a vibrar.
“¡Que bueno que el amor te haya llegado! Me da mucho gusto. Pues fíjate que a mí también me ha llegado el amor. Creo… que tengo que aprovecharlo” –me llegó.
Llegamos a la perrerita y entregamos a Dominó.
- Adiós amigo –le dije y el perro me miraba expectante- prometo venir a verte todos los días.
Lo metieron a su jaula y le hice un pequeño cariño desde fuera, me daba mucho dolor dejarlo allí.
- Tranquila –me dijo Dean- estará bien –me sonrió. Pasé mi brazo por su cintura y él por encima de mis hombros.
Yo envié un mensaje:
“¡Que feliz estoy por ti! Me avisas cuando sea la boda –reí al escribir eso- espero de verdad que ella sea la indicada para ti, o que por lo menos no sea tan mala”
Llegamos a mi camarote y comencé a buscar algo de ropa para llevar a la habitación de Dean.
“¿Boda? Claro que te invitaré, serás mi dama de honor. Jaja, pero no… no pienso casarme aún. Cuando lo haga te avisaré”
Después de sacar un pijama y buscar unos jeans para ponerme cuando me duchara le envié otro mensaje.
“¿Dama de honor? ¡Con gusto lo sería! Pero avísame con tiempo para poder comprar un lindo vestido y conocer a la novia, sino me agrada no seré tu dama de honor” –le envié.
Dejé las cosas en la cocinita. Salí del cuarto y nos dirigimos al de mi padre.
- Necesito verlo, a pesar de que vive a mi lado ni lo veo –le dije a Dean y rió.
- Cierto, yo tampoco lo he visto. Ni a él ni a James.
- Hola –dijo mi hermano una vez que abrió.
- Hola James –le abracé.
- Dean –lo llamó con una media sonrisa. El aludido le sonrió y le dio un leve abrazo.
- Hola James –le dijo.
- ¿Cómo se la han pasado? –Pregunté ya adentro- ya ni los veo –les dije a ambos.
- Bien –dijo mi padre- es solo que pasas la mayoría del tiempo con los chicos que nos tienes a nosotros olvidados.
- No creo que eso sea posible –les dije abrazándolo- Te quiero mucho papi –le dije.
- Dean… ¿qué has hecho con mi hija y quién es esta hermosa princesa que me has traído?
- Señor, es solo la pequeña que nosotros tanto adoramos.
- Esta princesita me agrada más –dijo dándome un beso en la frente. Sentí que mi celular vibraba.
“¡Rayos! Si tienes que conocer a mi novia entonces creo que ya no querrás asistir a la boda, a muchos de mis amigos no les agrada” –leí. Eso me sorprendía.
“Teniendo a un chico como tú, tan dulce y agradable. No me imagino una chica que sea mala o simplemente insoportable. ¿Por qué tus amigos no la quieren?” –le envié.
- Tu hermana, ¿dónde está? –preguntó mi padre.
- Se supone que estaría contigo –le dije preocupada.
- Vino en la mañana y se fue ahorita me dijo que pasaría la tarde contigo –lo primero que pensé fue que estaría con Harry.
- No lo sé papá, tal vez esté con Harry –dije encogiéndome de hombros.
- ¿Quién de los chicos es Harry? –preguntó.
- El que se la pasa con Alice, el castaño de cabellera esponjosa, ojos verdes y labios rojísimos.
- Oh, cierto lo había olvidado –dijo sonriente- Está enamorada ¿verdad? –me dijo mi padre alzando las cejas.
- Supongo que sí –dije acurrucándome en sus brazos.
- Ese chico me agrada –dijo acariciando mi cabello.
Mi celular vibró de nuevo y lo saqué para contestar.
“Supongo que nuestro noviazgo no fue muy sano desde un principio y… no les agrada por eso. Igual y lo que importa es mi opinión sobre ella” –recibí.
- ¿Con quién hablas? –preguntó mi padre.