Empezó con el juego clásico de la botella.
La clase 1A decidé juntarse 2 días a la semana a jugar a ponerse retos. Gradualmente se va volviendo una especie de obsesión con la que nuestros protagonistas tendrán que lidiar y no será sencillo para nin...
Terminaron los días libres y hoy los alumnos de la UA tendrían su examen para obtener sus licencias provisionales de héroes.
Katsuki se encontraba caminando por los vestíbulos de la academia mientras pensaba en todo lo que había pasado hace dos días en casa de Izuku.
El último día libre no había hablado con él.
El mismo Katsuki sabía que la respuesta que le dió a Izuku ese día no fue sincera. Porque para él lo suyo en definitiva no era solamente algo físico.
A veces, solía soñar con que algún día podría dejar de huir. Soñaba con la posibilidad de que en algún momento podría soltar el pasado y sanar todas las inseguridades que tenía.
Pero aún no estaba listo, no podía. Y se sentía mal, porque no quería que su complejo de inferioridad dañara a Izuku.
Todo era una mierda. Sé trataba de miedo, orgullo, ego, culpa, debilidad y muchas otras cosas que lo hacían sentir como una bazofia humana.
En ocasiones, sentía que estaba condenado. Tal vez él se merecía todo eso, merecía tener que guardar sus sentimientos en un baúl para siempre, merecía tener que vivir con culpabilidad, tener que vivir sin poder ser libre, sin poder permitirse entregar verdaderamente su corazón.
Le gustaba estar con Izuku. Le gustaba su compañía. Le gustaba charlar con él. Le gustaba el tono de voz que adopta cuando habla de algo que le apasionara mucho. Le gustaba escucharlo reír. Le gustaba ver el brillo que aparecía en sus ojos cuando se emocionaba. Le gustaba mirarlo y contar cuántas pecas tenía. Le gustaba todo de él.
Pero a Katsuki no le gustaba ser Katsuki. Él deseaba poder ser otra persona.
No le gustaba ser quien es. No le gustaba en donde estaba. No le gustaba ser un perdedor. No le gustaba sentirse inferior. No le gustaba que Izuku estuviera siempre un paso delante de él. No le gustaba haberlo atormentado toda su vida por eso. No le gustaba tener sentimientos por la persona que lo hacía sentir inferior. No le gustaba tener que fingir que no existían esos sentimientos.
Y por sí todo eso no fuera poco, todavía se la pasaba atormentandose acerca del cómo obtuvo Izuku su quirk. Hace tiempo quería preguntárselo pero no podía. Las teorías que tenía acerca de su origen lo estaban matando.
Y por último, desde su secuestro, él no podía sacarse de la cabeza que fue su culpa haber agotado todo el poder que le quedaba a All Might. Se estaba guardando todo.
Eran bombas de tiempo que no sabría cuánto más podría retener. Eran muchas cosas a la vez. Eran tantas preocupaciones.
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Mientras caminaba, sintió como dos personas al mismo tiempo repentinamente lo tomaron del cuello de su camisa y lo arrastraron hasta un salón.