Fate/Justice

Sigue con el 2

Unos días transcurrieron sin altibajos, más que estar tendido apenas capaz de levantarse e ir al baño, se sintió más que débil y vulnerable, pero se mantuvo lo suficientemente sereno para estabilizar su recuperación.

El asombro de Javier fue digno de ver cuando el sujeto lo revisó por más de media hora, tres veces a los grandes avances que había tenido la recuperación del joven pelirrojo a su cuidado.

Tomando eso en cuenta, Emiya entendió que esté establecimiento solo lo tenía a él solo como doctor y enfermero, a pesar de que el lugar contaba con más de un paciente internado y los que venían a diario para una consulta de guardia.

Tenía su lado bromista y ciertamente era respetable, pero su trabajo había, no, estaba consumiendo su vida, ante lo que el pelirrojo comprendió, aún así, parecía que el doctor Javier estaba más que conforme con ello.

Y ese aunque fue extraño era un aspecto que podía entender a cierto punto.

Una vez al mes los suministros médicos se le acercaban por medio de ayuda humanitaria, tuvo la oportunidad de ver cómo desempacaron los mismos y tendió su mano para ayudar cuando era evidente que no pretendía quedarse observando, Javier lo escrudiño con la mirada para que de media vuelta y regresará, pero la terquedad le dibujo una mueca con una sonrisa transmitiendo un simple mensaje.

"Lo vez? Ya estoy bien"

Los empaques fueron colocados desde el almacén subterráneo hasta las despensas de la planta baja.

Cada una ordenada y etiquetada, con un cuidado organizado Emiya termino el trabajo de un manera más que eficiente para solo molestar a un doctor que lo observaba con reproches.

"Tu estado de-"

"Ya me revisaste cuántas veces? Y el resultado sigue siendo el mismo, estoy bien"

"Eso no es lo que dicen los estudios de la anatomía humana"

"Es porque no soy alguien comun"

"Ho, si, claro como si fueras a ser un superhéroe o algo así"

Desprolijo el anciano con sus burlas para desconcierto del mismo que encontró a un joven adulto o un adolescente maduro, el resultado seguía ahí, en los ámbar de unos ojos que se mostraron ilusionados y momentáneamente esperanzados para que en un parpadeo todo se fuera.

"Oí, Emiya, estás bien?"

"Siempre, no tiene que preocuparse"

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Observó desde su lugar, en el silencio de su recinto, las distintas tonalidades de un alumbrado tenue que la acompañó, los magos y brujas, hechiceros y más conocedores del aspecto mágico, suelen especializarse en distintas ramas de las cuales tienden a desarrollar con más plenitud, muchos toman la adivinación como un rasgo común dentro del gran repertorio que la magia les ofrece, pero solo algunos pocos pueden ser capaces de ver imágenes claras y sucesos claves en los que la probabilidad de que ello suceda es sino efectiva.

Su piel se sintió fría en el escalofrío, junto al sentimiento de opresión que le trajo un ambiente inhóspito en una tierra desconocida, dónde el cielo se vio crepuscular, donde engranajes colgaron con su tamaño sin igual de los cielos a la lejanía de un imposible.

El aire tibio, con el viento escaso en el polvo con el aroma del acero y las chispas del calor, se volteó de un lado hacia el otro, y ella no fue inconsciente de la soledad del mismo mundo, vacío en la tierra seca.

"Donde...?"

Sus labios se humedecieron con la saliva de su lengua, pero solamente estaba ella en la inmensidad de un mundo desconocido.