✴𝒞𝒶𝓇𝒶𝓂𝑒𝓁𝑜✴ | ᴛᴀᴍᴜʀᴀ ʏᴜɪ x ᴍᴀʟᴇ! ʀᴇᴀᴅᴇʀ (EN EDICIÓN)

°ℕ𝕦𝕖𝕧𝕠𝕤 𝕞𝕚𝕖𝕞𝕓𝕣𝕠𝕤°

Otra mañana aburrida. Apenas han pasado las primeras clases y ya siento como si el día se hubiera estirado hasta el infinito. Estoy en el club, pero ni siquiera eso me anima, hoy no tengo ganas de nada. Desde este ángulo, con la espalda hundida en el asiento del sillón y las piernas colgando sobre el espaldar, veo al revés a los chicos, que están probando un vibrador en Yuri, pero yo apenas les presto atención. Las voces y gemidos suenan lejanos, deformadas por el tedio. 

—Ojalá pase algo interesante hoy... —murmuro para mí mismo, aunque sé que nadie me escucha.

Como si el universo hubiera escuchado mi deseo, la puerta se abrió de golpe. Durante un breve instante, apareció un chico castaño, con el rostro lleno de confusión y terror al ver lo que sucedía dentro. Antes de que pudiera procesar lo que había visto, ya estaba cerrando la puerta de nuevo, intentando huir de aquí lo más rápido posible. Pero su suerte no duró mucho, pues Akemi-senpai lo arrastró de vuelta adentro sin darle tiempo a reaccionar.

Él prácticamente saltó hacia el chico, sus ojos brillando de emoción.

—¡¿Eres el nuevo miembro?! —preguntó, su sonrisa traviesa iluminando su rostro.

Lo hizo retroceder un paso, y balbucear nervioso.

—A-Ah, no... yo solo...

—¡Vamos, entra! —dijo, agarrándolo de la muñeca y tirando de él con una energía desbordante.

—E-escúchame... ¡O-oye! —protestó el chico, tratando de soltarse sin éxito.

Ya dentro, Akemi, sin perder tiempo, lo llevó al centro de la sala y, con un entusiasmo contagioso, dijo:

—¡Un nuevo miembro! ¡Bienvenido seas al Yarichin Bitch Club!

Justo en ese momento, todos posamos, agitando los juguetes con la misma organización que habíamos ensayado mil veces.

Se quedó congelado en su lugar, su expresión era un desastre de confusión y miedo.

—L-Lo siento... creo que me equivoqué de salón... —dijo con voz temblorosa, sus ojos verdes abriéndose con pánico.

No pude evitar sonreír levemente, cerrando los ojos mientras un pensamiento cruzaba mi mente —Lindo—

Pero antes de que pudiera dar un paso atrás, Akemi lo atrapó con su habitual energía.

—¡Aquí es! ¡Sin duda es el club de fotografía! —exclamó con una sonrisa traviesa—. Aunque también lo llamamos Yarichin Bitch Club... Yaribu para los amigos.

Perplejo, apenas pudo murmurar —¿Huh...?

Akemi lo ignoró por completo, emocionado como siempre. —¡Estoy tan feliz! No pensé que el estudiante transferido se uniría a nuestro club. ¡Creímos que sería buena idea probar este nuevo vibrador, mira su textura!