Era casi la 1 am y ya habíamos terminado de cenar y de recoger todo. Otra noche que se nos había hecho tarde porque nuestra jornada de directos se había alargado más de lo que teníamos planeado.
Aro estaba sentada en el sofá y yo estaba tumbado con la cabeza en sus piernas, normalmente solía ser al revés, pero reconozco que estaba muy cómodo. Ella intentaba buscar algo que ver la televisión mientras con la mano que no tenía el mando jugueteaba con mi pelo.Por un momento casi me quedo dormido, pero me fijé en que la televisión cambiaba de canal sin tan siquiera dar tiempo a ver lo que estaban poniendo, así que me moví un poco y la miré. Aro no estaba pendiente de la televisión, sino que miraba fijamente el tocadiscos antiguo que me regaló por mi cumpleaños.
- Como sigas así vas a desgastar el botón del mando - le dije sin obtener respuesta de su parte. - ¡AROIA!- Y entonces reaccionó, dio un pequeño saltito por el susto y me miró mal, yo no pude evitar reirme, a veces era como una niña pequeña, pero me encantaba que fuera así.
- Ay, ¿qué pasa? ¡Me has asustado tonto!
- Nada, que vas a desgastar el botón del mando, ¿quieres que vayamos a dormir? ¿O ponemos una peli?
- No, la verdad que no me apetece ver una peli ni nada, y aún no quiero ir a dormir, pero si quieres ver algo me quedo contigo.Por un momento pensé en poner una peli, pero a decir verdad, tampoco es que me apeteciera mucho, así que simplemente niego con la cabeza. Sus manos volvieron a masajear mi pelo cuando, de repente, super ilusionada, dijo:
- ¡Ya se! - Y saltó del sofá hacia la cocina. Allí se puso a buscar en unas bolsas que había traído por la mañana, las cuales, no había visto lo que contenían. Me incorporé porque como tenía la cabeza en sus piernas, cuando se levantó me quedé en una posición un tanto extraña.Aro volvió con lo que parecía un disco de vinilo en sus manos. La miré extrañado, ¿había comprado otro disco y no me lo había mostrado?
-¡Quieto ahí! gritó cuando vio que me levantaba del sofá para ir dirigirme al tocadiscos. Como si fuera un niño pequeño, me quedé quieto, esperando que me diera permiso para acercarme.
De repente, una música muy suave empezó a sonar, la verdad que no podía reconocer la canción. No era del estilo de música que yo solía escuchar, y eso mezclado con el volumen bajito debido a la hora que era, pero parecía una música lenta, algo parecido a un vals o algo así.- Ven, vamos a bailar - dijo extendiendo su brazo en mi dirección, pretendiendo que coja su mano.
- Aroiaaaaa ¿como vamos a bailar esto? Estás loquita - le respondí riendo, aunque mi cuerpo estaba luchando contra mi mismo para acercarme a ella.
Ella se empezó a acercar a mi, poniéndome carita de niña pequeña, y usando su táctica infalible, la voz, me dijo: "Porfiiiii". Yo solo pude sonreír y acercarme a ella, cogiendo su mano. ¿A quién pretendía engañar? Me tenía loco, y cualquier cosa que ella me pidiera era capaz de hacerla, solo por verla feliz.
- Aro - dije cuando estaba frente a ella- yo no se bailar esto, ¡esto no se puede bailar!
Ella solo negó con la cabeza sonriendo. Cogió mis dos manos y las puso a la altura de su cintura mientras ella colocaba sus brazos alrededor de mi cuello. ¿Cómo es posible que aún, después de tanto tiempo, siga poniéndome nervioso cuando estamos tan cerca?Inconscientemente, la acerqué más a mi y bajé mi cabeza, buscando juntar nuestras frentes. La luz del salón era tenue, pero lo suficiente como para ver su sonrisa y el brillo de sus ojos. Ella empezó a moverse, despacio, siguiendo el ritmo de la música y yo... yo solo me dejé llevar, simplemente tenía cuidado de no pisarla y ya.
- ¿Lo ves? No es tan difícil bailar un vals, solo tienes que dejarte llevar por la música.
- Te quiero. -Fue lo único que pude decir. La tenía tan cerca, era un momento tan íntimo que parecía mágico. Ella paró en seco, sonrió, y acercándose más a mi me dijo: "Yo te quiero más" y me besó, despacio. Sus manos seguían rodeando mi cuello y yo la seguía abrazando por la cintura. Seguimos bailando mientras nos besábamos hasta que acabó la canción.Fue nuestro primer vals, y la verdad, no descarto que fuera el último.