Adiós

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Tres semanas habían pasado desde aquella nota, aquella maldita nota que aún no había logrado entender. Un papel encima de la mesita del comedor, escrito con letras recortadas de revistas que decía "Adiós". Se había ido pero... ¿por qué? ¿Acaso no eramos felices? ¿Qué había hecho mal para que me dejara? No entendía nada y cada día que pasaba, más dudas se acumulaban en mi cabeza.

Eran las 3 de la mañana y, como en los últimos días, estaba sentada en el centro de nuestra cama, abrazada a una camiseta suya que aún conservaba su olor. Miraba el teléfono y nada me interesaba, tenía cientos, miles de notificaciones, pero ninguna que me interesara. Tenía los mensajes de Twitter y de Instagram petados, miles de etiquetas preguntando por él, por nosotros, pero ¿qué iba a contestar? Si ni yo sabía donde estaba él y, por consecuencia, donde estaba yo...  Había marcado su número mil veces, y no obtenía respuesta, había llamado desde diferentes teléfonos, por si el problema era que no quería hablar conmigo, pero nada. Yo solo necesitaba escucharle decir que estaba bien, ya no podía más con la angustia. Pero nunca obtuve una respuesta.
Algo que me parecía raro era que su teléfono nunca se apagó, por lo que él lo estaba cargando en algún sitio, no se había quedado sin batería a pesar de que el cargador seguía en su setup, aquel en el que me sentaba durante horas esperando alguna noticia de él.

No se si fue la tensión acumulada, el cansancio de no haber dormido en muchos días o que, pero caí rendida en mitad de la cama, abrazada a su camiseta.
En cuanto cerré los ojos lo vi, estaba en la puerta de nuestra casa, con una pequeña maleta. Yo estaba en las escaleras, suplicándole que no se fuera, que le necesitaba, que no podía vivir sin él. La puerta se cerró de un portazo y yo solo pude gritar y golpear al suelo con todas mis fuerzas...

- Aro, Aro ¿estás bien? AROIAAAA.

Espera, es su voz, ¿qué está pasando? Abrí los ojos y ahí estaba él, a mi lado, en nuestra cama, mirándome con una mezcla de preocupación y miedo en la cara. ¡Todo había sido un sueño!
En un impulso me levanté para abrazarle, estaba a mi lado, no se había ido. Escondí mi cara en su cuello y me pegué lo más que pude a él, pude notar su corazón acelerado por el susto, seguro que le desperté con mi grito.

- Aro, amor, ¿estás bien? No ha pasado nada, todo ha sido una pesadilla.

Yo no podía soltarle, tenía una sensación horrible en mi cuerpo y solo quería refugiarme en sus brazos. Así abrazados estuvimos unos minutos hasta que me preguntó:
- ¿Quieres un poco de agua amor? Te ayudará a relajarte.

- Quiero que no te vayas nunca de mi lado Alex, no me dejes, se que suena egoísta pero ya no puedo vivir sin ti.
-  Aro, ¿cómo voy a dejarte? Si desde que estás en mi vida me has devuelto la luz, no puedo asegurarte cuanto durará esto, pero lucharemos para que esto dure para siempre, ¿vale?
- Para siempre Alex -le respondí.

Y con un tierno beso, sellamos esa promesa, nuestra promesa, nuestro "para siempre".

OS Aroxby ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora