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2020

—¿Ya llegamos? —preguntó ansiosa.

—Aún no — le respondió su padre detrás del volante.

Ella resopló, se sentía con muchas energías y ya quería que llegara el momento de gastarlas, estar sentada en la parte trasera de un coche sin hacer nada realmente era un desafío, ya iban tres horas de viaje que escuchaba atentamente el ruido del motor únicamente, y a sus hermanos jodiendole la existencia cada vez que pueden —. ¿Cuánto falta? —volvió a hacer la misma pregunta que llevaba haciendo desde que partieron de casa.

—Falta poco —esta vez fue su madre quien le contestó con una sonrisa dulce, ella sabía que detrás de esa sonrisa su progenitora debía estar pensando algo como " no jodas más te lo pido" .

—¿Poco cuánto?

—¡Rosé! —gritaron al unísono sus padres provocando que su hijo mayor despertara de un salto, este llevaba una hora aproximadamente roncando como si los plus de su cerebro se desconectaram y el mismo se pusiera en modo avión.

—¿Por qué gritan? — hablo usando un tono suave el chico que tallaba sus ojos para aclarar la visión.

La verdad es que los viajes largos en carretera solían marear un poco a la familia, no eran muy fan a este tipo de actividades, aproximadamente media hora más tarde se escuchó la voz del cabecilla de familia —Miren, aquí es, llegamos —anunció el señor Li.

A penas se detuvo el auto los hermanos bajaron rápido de éste y echaron a correr. Habían decidido mudarse a la casa de su abuela.

Su abuela, la señora Li, había quedado sola en su granja tras fallecer su esposo, se sentía sola en esa inmensa granja alejada de la gran ciudad, pero no quería abandonarla ya que en ella yacían todos los recuerdos que creó junto a su difunto esposo, recordaba cada pequeño detalle desde que lo conoció, como si fuera ayer. Gran parte de su vida había sido vivida en ese lugar.

No querían que ella estuviera sola, por eso, enviaron a la menor de los hermanos para que le hiciera compañía durante un período de tiempo.

El estado de ánimo de la abuela mejoró con la visita de su nieta, pero aún sentía ese vacío en el pecho, un vacío que estaba tardando en llenarse nuevamente de amor para sentirse completo.

Al tiempo, la familia Li decidió mudarse con la mayor, querían estar con ella y hacerle compañía, de todas formas, la granja era un lugar muy tranquilo y hermoso en comparación con la extremadamente ruidosa ciudad. Si había algo que esta familia disfrutaba era estar en compañía y en paz, y las extensas tierras de la granja se lo otorgaban.

Los tres hermanos tuvieron que cambiarse de escuela, pero eso no presentó inconveniente alguno, excepto por la mediana entre ellos, Rosé. Ella tenía personas que la ataban a aquel centro, sin embargo, algo muy dentro de ella le llamaba a alejarse de ahí, algo raro, eran susurros. Rosé comenzó a escucharlos por temporadas, siempre que caía en un estado de descanso, es decir, cuando su mente se apagaba.

Nunca le contó a nadie lo que le pasaba, ni siquiera a su familia, “¿Estaré loca?” Era lo que repetía siempre en su cabeza, a veces llegaba a pensar que podría tratarse de esquizofrenia, pero no tenía sentido para ella, era tonto. Ella sabía que no estaba loca, no obstante, sabía que había personas con ciertas energías sobrenaturales, ella misma las podía percibir, aquellas auras. Ni siquiera sabe cómo lo hace, pero es algo que está dentro de ella, aunque también se niegue a creerlo.

Dae, la menor de ellos, a veces escuchaba a su hermana murmurar por las noches, decía cosas raras que eran a penas audibles, no le entendía, parecía una lengua desconocida, y esto siempre sucedía cada vez que ella tenía sueños que la perturbaran, no ocurría todo el tiempo, pero era inquietante.

Últimamente, los sueños se intensificaron semanas antes de la mudanza, cuando escuchó hablar sobre el tema del traslado, la incertidumbre la recorría, no visitaba ese lugar desde los ocho años, no era que no le gustara, pero había algo que le hacía mantener distante sin razón alguna.

Sin embargo, ahí estaba, detallando todo el lugar en el que alguna vez estuvo viviendo por un tiempo, el verde pasto y los árboles frondosos que rodeaban la granja, observó el lago que no estaba muy apartado del lugar y a lo lejos pudo visualizar la casa de su abuela, no era tan grande, ni tan pequeña, un tamaño muy confortable, justo como la recordaba.

Hacía casi un año que ella no veía a su abuela, por lo general era ella la que viajaba a la ciudad para visitarlos, pero dejó de hacerlo al enfermar su abuelo. Se arrepiente mucho el no haber estado ahí.

La señora Li Seol salía de su casa para recibir a su familia recién llegada con un cálido abrazo.

Un emotivo saludo transcurría mientras Rose no podía dejas de escudriñar todo el lugar, habían tantos recuerdos en cada rincón de este...

La casa por dentro lucía bastante acogedora, había algunos cambios como muebles y adornos nuevos, pero seguía manteniendo su misma esencia, las paredes que antes eran azules ahora tenían un tono más neutro. A la mente de Rosé llegaron los recuerdos de una pequeña niña correteando por la casa intentando atrapar a su molesto hermano que le había quitado una de sus muñecas. No pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa.

—Te trae recuerdos, ¿No es así? —su hermano le sonrió, él era molesto, pero lo amaba con todo su ser.

—Sí, Shane, tuyos principalmente —lo miró sonriente.

—Ah, ¿sí? Yo también, recuerdo que una vez puse un sapo en tus sábanas y tuviste pesadillas con ellos —comentó esbozando una sonrisa burlesca.

—No te rías, por tu culpa ahora tengo un trauma con los sapos —hablaba con terror—. Tan feos y viscosos y… —la voz de su dulce abuela la interrumpió.

—Chicos —llegaba su abuela de la cocina seguida por una sonriente Dae, ella ya extrañaba a sus dolores de cabeza llamados hermanos, y más a Rosé, ya que era chica y no tan protectora como su hermano Shane—. La comida ya está lista, vayan a la mesa.

Todos los presentes asintieron, pero se detuvieron al volver escucharla hablar.

—Rosé, tú te quedas — la miro con curiosidad ¿Porque justamente le pedía a ella quedarse? asintió y volvió a tomar asiento haciéndole caso a su llamado de atención.

Su abuela le dijo que esperara alli, transcurrieron un par de minutos hasta que regresó, pero ahora traía consigo una pequeña cajita de madera en sus manos.

—Es para ti —su abuela suspiró y dirigió su mirada hacia la menor haciendo que sus ojos se conectaran, Rosé comenzó a escuchar nuevamente los susurros—. Tu abuelo te lo dejó antes de morir… dijo que era de suma importancia que te lo diera solamente a ti, tiene que ver con los susurros, Rosé.

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Dedicado a Adisson_Little💜💜💜

Si eres nueva/nuevo leyendo esta historia, debes saber que está siendo echa con el fin de enamorarte de la trama, y hacerte disfrutar, espero lograr mi cometido.
No olvides apoyarme con una estrellita para saber que te gusta mi trabajo

Bk-Army<3
P

d:El fanfic esta siendo editado para así mejorar la narración y pequeñas fallas que puede llegar a tener, como a todos nos pasa >.<

 신의 조화 𝖕.𝖏.𝖒ೋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora