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C.2

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—¿Mi abuelo? —preguntó extrañada.

—Solo te pido que lo abras después, no ahora —Seol le entregó la pequeña cajita y Rosé la tomó con sus manos, en ella, pudo notar un grabado con letras negras que tenía en el borde.

死亡 - Matar.

La chica arqueó una ceja, ¿Cómo es que ella conocía el significado de esa palabra? Era la primera vez que veía un vocablo como ese, era extraño, no tenía idea ni tampoco recordaba algún hecho relacionado con ello. Pensaba que solo y tal vez su abuelo tuviera que ver con eso, cuando era pequeña su abuelo le hablaba de cosas que no podía entender en ese entonces, aunque tampoco lo hacía ahora, y mucho menos le mostró cualquier cosa en otro idioma desconocido.

Introdujo esa curiosa cajita en su bolsillo derecho del jean que usaba para después seguir a su abuela hacia el comedor. Al llegar, vio a todos sentados en la mesa a la espera de ellas dos que eran las únicas que faltaban, solo había tres puestos vacíos, el de su difunto abuelo, el de la abuela Seol y el de ella en medio de sus dos hermanos. La mesa estaba en silencio, era imposible no sentir la ausencia de esa persona.

Seol se aclaró la garganta llamando la atención de todos y elevó la comisura de sus labios en una sonrisa llena de nostalgia. —Es bueno volver a tener una cena familiar después de mucho tiempo, ¿No creen que deberíamos invitar a Hera algún día de estos?

—Mamá —habló el señor Kwan Li—. Ya sabes cómo es mi hermana, siempre arruina los momentos agradables con sus incómodos y malintencionados comentarios.

—Sabes que solo lo hace por molestar… —suspiró, la verdad es que Hera, la tía de los chicos, era el demonio en persona, siempre estaba a la defensiva y de pequeña era muy celosa con su hermano mayor, hoy en día, sigue incomodando a su familia con comentarios despectivos sobre la madre de Rosé—. Haneul, sé que siempre sus comentarios son hacia ti, pero sabes que ella es… —incluso ella no encontraba palabras para describirla, no encontraba razón alguna que explicara aquel comportamiento ni el porqué de sus acciones.

—Abuela —llamó Shane—. Sabes perfectamente que cuando va a abrir la boca, de ella solo sale mierda.

—Ese vocabulario —regañó el señor Kwan.

—Lo siento… —murmuró su hijo cabizbajo.

Seol suspiró, sabía que ellos tenían razón, Hera siempre incomodaba a las personas y siempre causaba molestias hasta con su sola presencia, tal vez sea esa razón por la que se comportaba así, pero es algo que ella misma había creado. Una vez quiso hablar con ella respecto a eso, sin embargo, no había terminado bien y Hera se había ido dando un portazo, desde esa vez no la ha vuelto a ver. —Tienen razón —dijo dada por vencida—. Yo… solo quiero convivir con mis dos hijos y todos mis nietos, quiero ver a la familia junta antes de morir.

—¡Abuela! —se quejaron los tres chicos.

—No hables así —murmuró Rosé, ya había perdido a su abuelo, no quería perderla a ella también.

—Prometo que arreglaré ese tema con mi hermana —habló el señor Kwan.

Seol asintió satisfecha. —Gracias hijo. Ah, me olvidaba decirles algo.

 신의 조화 𝖕.𝖏.𝖒ೋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora