(03) ojalá señora

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Ariadna

-Suéltame Alessandro...

Digo en un hilo de voz temblorosa, traté de sonar tranquila aunque no fuera así.

-Pensé que te habías olvidado de mi cara, por eso vine a verte, eres una chica traviesa te gusta esconderte... me constó un poco encontrarte, pero por fin di con esta pequeña universidad y... esa carita angelical tuya-dice Alessandro en un tono especialmente molesto.

-¡QUE QUIERES DE MI!-EXCLAMO- suéltame, me estás lastimando-digo, un poco mas calmada.

-Sabes lo que quiero «recorre mi cuerpo de pies a cabeza, con ojos de codicia», deseo que me pagues la deuda total que dejó tú querido padre y puede que algo más, para dejarte tranquila...

-¡Joder! Alessandro ya te dí todo lo que tenía - me suelto de su agarre y me sobo el brazo con cara de dolor.

-Pues, aún falta dinero nena y lo sabes - menciona frustrado, mientras me ve con malicia y dice... «claro, también puedes pagarme con tu cuerpo si, así lo deseas»

Lo veo con cara de asco y le digo en un tono de voz firme y con tono de fastidio.

-¡Ni en tus sueños más eróticos idiota!- respondo con el ceño fruncido.

Bravo!, no solo quiere dinero sino que también quiere tu culo ensima de el... Lo lograste Ari felicidades"

Ya me parecía raro, el hecho de que no hubieses hecho un comentario de los tuyos.

Intento irme pero... me vuelve a agarra del brazo está vez más fuerte- me hala hacia el y para evitar que me escape me sostiene fuertemente de la cintura contra el y... me susurra al oído con voz ronca y profunda.

-Si no quieres, que vuelva a suceder lo de hace tres años atrás... será mejor que me págues cielito.

Me estremezco al recordar ese terrible y triste suceso, me paralízo, Alessandro, el nota en mi rostro fácil de leer que intento ocultar el miedo que recorre mi cuerpo entero, lo alejo como puedo y salgo del salón corriendo... Chóco con alguien derrepente pero, al estar así de ágitada y con un ataque de ansiedad no me percato de quién es, lo único de lo que me doy cuenta al instante es de un olor que se me hace falimiliar, subo la cabeza lentamente y lo primero con lo que choca mi vista son esos ojos marrones tan oscuros que me dan Paz, repententinamente siento su brazo rodeado mis hombros que lucen aún más pequeños de lo normal en su abrazo, por impulso le regreso el gésto, en el instante que se da cuenta del rápido palpitar de mi corazón termina de envolverme en sus brazos... y con un tono de voz suave y calmado dice.

-Ariadna... ¿estás bien?-dice con tono de preocupación.

Las únicas palabras que puedo formular con voz temblorosa y al borde del llanto son...

-Me quiero ir Marco-El me observa con preocupación y en un suave y tranquilo susurro dice.

-Vamos, ¿dónde estás las llaves de tu coche?

Se las entrégo, sin separarme de él ni por un instante, mientras vámos caminando me sigue abrazando con una mano en mi espalda cerca de los hombros lo que me hace sentir más tranquila... al mismo tiempo observa hacia todas direcciones para asegurarse de que no nos siga nadie mientras nos dirigimos hacia el coche,

Ya estando en el estacionamiento, me dice.

-Ari... necesito que camines para llegar al auto-me dice en un tono bajo, no respondo y solo me limito a moverme, con la mano derecha hécha un pequeño puño, sostengo con fuerza el borde de su camisa, como una niña pequeña que evitar perderse entre la multitud mientras llegamos al auto.

𝔏𝔞𝔷𝔬𝔰 𝔠𝔬𝔫 𝔩𝔞 𝔪𝔞𝔣𝔦𝔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora