19. Su precio.

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Máximo:

Sus mejillas sonrojadas, sus rizos salvajes sueltos y la mirada más sincera que me ha dado, acaso este día podría ser mejor; pues al parecer sí, siempre puede ser mejor si se trata de ella. Una pequeña caja de regalo rosa estaba extendida entre nosotros y mi inocente corazón se ilusiono y empezó a golpear con más fuerza dentro de mí.

-Es una ofrenda de paz Williams - por supuesto que no le creo, es obvio que es su manera de agradecerme lo de anoche.

-Como digas pequeña Jones - sus labios se entreabrieron como queriendo decir algo, pero a la final volvió a reprimir sus deseos por confesar algo que le está quemando el alma.

-Es hora de irme, ábrelo cuando me haiga ido, por favor - insistió con tanta amabilidad que me fue imposible no hacerle caso.

- ¿Te iré a visitar, te parece bien?

-Si, creo que está bien, adiós.

-Adiós no, hasta pronto Jones - debo besarla porque ya no puedo esperar más.

-Está bien Williams hasta pronto - y esa es la señal que estaba esperando, doy un paso y le acaricio la mano cuando me inclino para besarla el inoportuno de Cameron nos interrumpe.

-Uppss..... lo lamento - le doy una mirada asesina dejando en claro que cuando ella no este lo mataré.

-Es hora de irme - y se fue así sin más, dejándome con el corazón en la mano y el alma en los labios.

-Voy a matarte lo juro - amenace a mi hermano, pero ni siquiera se inmuto.

-Basta de eso Romeo mejor dime que te trajo la pequeña Julieta - no le encontré nada de gracia a su broma, pero la curiosidad también me estaba matando ahora.

-Jamás nos vuelvas a interrumpir - deje en claro sin una pizca de diversión.

-Ok.

Nos sentamos en una banca en medio del jardín y entre la mirada atenta de Cameron y mis nervios las manos me sudaban y me temblaban de manera incontrolable, la desesperación se hizo presente después de 5 minutos de lucha conmigo mismo y por fin tuve el valor necesario para abrir la caja rosa.

-Wow, esta hermosa, pero no entiendo ustedes juegan a los roles de la bella y la bestia - se burló el rubio.

-Cierra la boca, esto es algo importante - me fui dejándolo solo.

-Hijo, y Abril dónde está? - me detuve al pie de la escalera.

-Tuvo que irse, tenía cosas que hacer - no sé desde cuando aprendí a mentir.

-Me hubiera gustado hablar con ella y disculparme por lo de tu cumpleaños cielo - una sonrisa triste apareció en su rostro.

-No te preocupes, ella entiende todo - sonreí para tratar de reconfortarla.

-Es linda e inteligente, parece ser una buena chica no la lastimes - aconsejo y se fue dejándome solo.

-Jamás lo haría - hable para mí mismo.

Subí a mi habitación y cerré la puerta con el seguro, me senté al borde la cama y volví a abrir la caja rosa que me obsequio la pequeña Jones y ahí estaba la rosa marchita en el centro del cerramiento de cristal con esas marcas en el tallo, esta podría ser la única rosa en su vida y me la obsequio a mí. Esto es más que una bandera de paz, es todo un sentimiento marchito, pero existente.

Son las 21:00 cuando aparco mi coche fuera de la casa de Jones, las luces de la planta baja están encendidas, pero las de su habitación continúan apagadas, acaso huye de mi nuevamente, me bajo lentamente del coche y camino en dirección a su casa y una voz me detiene.

-Williams - retrocedo y la observo sobre su tejado.

-Jones, ¿Qué haces allí? Podrías caerte y lastimarte - se burló de mí y me invito a subir por la escalera que al parecer está aquí para mi uso personal.

- ¡Eres un aburrido, sabes! - me saco la lengua y se burló de mi mientras subía a su encuentro.

-No sabía que la divertida en esta relación eras tú - contraataque.

-Pues ahora ya lo sabes - me senté a su lado y me fue inevitable no mirarla fijamente mientras ella tenía su mirada pérdida en el cielo, simplemente es perfecta con sus ojos cafés, su cabellera pelirroja ondulada, el color de su piel, el largor de sus pestañas, su estatura; todo en ella es tan perfecto, incluso esas ojeras bajo sus ojos, el lunar sobre su labio ese que quiere ocultar al mundo, incluso su locura es perfecta, parezco enfermo y si estoy enfermo de ella.

-Deja de mirarme así.

-No sé de qué hablas - fije mi vista al cielo mientras ella me miraba con una sonrisa hermosa y poco discreta. Esta versión de Jones se me está metiendo hasta el alma y aunque sé que no durará mucho estoy decidido a aprovechar los segundos contados que tenemos.

-Claro, era de suponerse.

- ¿Qué haces aquí y sola?, ¿Intentas lastimarte? - el miedo se hizo presente en todo mi cuerpo.

-Disfrutando de la vista, y no Williams no me quiero hacer daño - la sinceridad estaba presente en ella y debía conseguir la verdad sobre nosotros.

- ¿Puedo preguntar algo Jones? - sonrió burlescamente.

-Ya preguntaste, pero claro que puedes volver a preguntarme Williams - sus ojos están sobre los míos y me vuelvo a sentir en el cielo.

- ¿Qué sientes por mi Jones? - su cara se puso de un rojo intenso y sonrió tímidamente.

-Bueno esa respuesta es algo difícil de dar, pero intentaré ser sincera - se relamió los labios y me miro indescifrablemente - me gustas Máximo, me haces sentir diferente no rara sino diferente y me haces sentir que eso de muchas maneras es bueno. Me gusta la manera en la que me miras, como si estuvieras dispuesto a hacer cualquier cosa por mí.

-Jones.... - su dedo sobre mis labios me indicaban que no era momento de hablar sino de sentir, y yo estoy más que dispuesto.

-Solo miremos juntos las estrellas hasta el amanecer, no es necesario hablar simplemente entenderás - apoyo su cabeza sobre mi hombro y el aroma a chocolate de su cabello se clavó en mis sentidos. El sentimiento en este momento es indescriptible amigos.

-Gracias por la rosa Jones - besé su cabeza y me detuve unos segundos para grabarme por siempre el olor a chocolate tan característico de ella.

-Gracias a ti Williams - su pequeña mano fue acariciando la mía hasta llegar a mis largos dedos y acariciarlos detenidamente para después unir su mano con la mía.

-Lamento haber llegado tarde - me sincere al ver sus muñecas con esas vendas blancas.

-No hay porque hacerlo, nada hubiera cambiado - la verdad saliendo de su boca jamás me lastimará. Solo sería como un dardo tranquilizante.

-No tienes que lastimarte, eso no es sano es solo algo con efecto esporádico.

-Lo sé.

-Entonces ¿por qué lo haces?

-Me gusta recordar que estoy viva, y que hay otras cosas que en realidad si duelen.

-Si, pero a qué precio Jones.

-Su precio, es incalculable.

El silencio entre nosotros no es incómodo, no hay necesidad de palabras simplemente las miradas y las caricias hacen lo suyo, se comunican como en una especie de código morse ya escrito en los enamorados.

-Jones estoy jodidamente perdido en tu mar de caos, estoy perdidamente enamorado de ti - admití mientras mirábamos juntos el amanecer.

-Serendipia Williams, eso eres.

Sin AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora