20. Érase una vez.....

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Abril:

La mañana estaba teñida de un tenue azul que gritaba fuerte lluvia y posiblemente tormenta, las gotas golpeaban levemente mi ventana y una sonrisa se escapó de mi dominio. El día estaba exactamente como a mí me gusta, frío y oscuro.

Mis planes se habían arruinado por completo, así que posiblemente sería un día aburrido encerrada en mi habitación perdiéndome de un hermoso día nublado.

-Hija, alguien te busca está en la sala, tengo que salir podrías quedarte en casa o si sales por favor escríbeme un texto - hablo tan rápido que casi no entendí así que solo asentí con la cabeza.

Bajé a la sala en busca de la persona que me buscaba, pero no había nadie entonces me senté en el sofá lista para ver algo de mis programas de criminología favoritos cuando una voz me hizo asustar y dar un saltito en donde me encontraba sentada.

-Srta. Jones - como diablos era posible que Mr. Solo estuviera en mi casa.

-Mr. Solo usted aquí - su expresión era divertida.

-Necesitaba hablar con usted - tomo asiento en el sofá a mi costado con una seriedad tan grande que el mundo debería encerrarlo en una celda de castigo.

- ¿Dejemos las formalidades, le parece? - siempre tan linda.

-Está bien Abril - no saben el remolino que se forma en mi cuando dice mi nombre, eso no es normal.

-Y dígame, ¿A qué se debe su visita? - su molestia se vio reflejada en sus ojos azules.

-Por qué no has asistido a la terapia y le has dicho a tu papá que si lo haces?! - el miedo hizo que me doliera el estómago.

-No he asistido porque me siento bien y no necesito terapia, y le he mentido a papá porque no quiero que se preocupe por mi - me sincere.

-Estás haciendo las cosas mal y no lo quieres admitir, aunque lo sepas no lo admitirás - no parece una plática de adultos más bien parece un padre regañando a su hija y eso no me gusta en lo absoluto.

-Basta, no quiero escuchar más - deje claro que no hablaría más de ese tema - si es todo lo que vino a decirme ya puede irse.

-Abril, necesitas ayuda solo inténtalo de verdad - la rabia me estaba corriendo por las venas.

-Lo intento todos los días que me despierto y abro los ojos a esta cruel realidad que yo no elegí, ella me eligió a mí sin dejarme opción a rechazarla, usted cree que yo quiero escuchar esas voces gritando fuerte dentro de mi cabeza, piensa que yo realmente elegí toda esta mierda de ansiedad y crisis existenciales, realmente cree que alguien elegiría algo tan doloroso como esto - las lágrimas rodaban amargamente por mis pálidas mejillas.

-Déjame ayudarte - sus ojos eran tan indescifrables para mí que me desconcertaban.

-Sabes cuándo podrás ayudarme Delta? - es la primera ver lo que llamo por su nombre.

- ¿Cuándo? - sus ojos brillaron.

-En el momento en el cual descubras la cura a esta maldita enfermedad - la ilusión abandono sus ojos.

-Sabes que no se puede curar, solo podemos sedarla- su respuesta sigue doliendo no importa cuantas veces lo diga siempre dolerá igual.

-Hay esta tu respuesta, cuando salgas cierra la puerta.

Subí a mi habitación a cambiarme para salir a caminar, unos jeans holgados acompañados por una camisa rosa con girasoles y mis infaltables converse blancos, estoy segura de que él esta abajo esperando para volver a hablar conmigo, pero realmente estoy harta de este tema.

Sin AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora