ℛ𝒜ℳℯ́

PRÓLOGO:PRIMERA VEZ

¿El amor... qué es el amor? Sin duda una travesía para todo aquel que la enfrenta o está dispuesto hacerlo y no solo eso sino que la mantiene en su vida, es uno de los misterios más grandes de la humanidad, tal vez suene loco, pero se han preguntado como puede una mente y un pequeño corazón ser capaz de sentir, almacenar y dar tanto amor?, somos capaces de producir tanto que daríamos la vida por el ser amado sin importar qué, eso sin contar los diferentes tipos que vagan por este mundo dejando rastros en cada rincón en el que se le permite entrar!, se dice que cada persona es un mundo y claro para cada mundo hay un concepto diferente de amor, para algunos era solo miel sobre hojuelas, pero para otros podía ser una obsesión total, solemos juzgar como los demás aman a las demás personas... la pregunta sería, como amamos nosotros a los demás? Y... como nos gusta ser amados?.

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Caminar en la calle hundidos en los pensamientos es algo normal, supongo que cada ser humano lo hace, o entonces que harían? Si no pensar: quiero un café otra vez llegaré tarde al trabajo, no hice la tarea o ser ese otro poquito por ciento de la población que piensa en lo increíble que se siente caminar con la brisa del viento tocando tu rostro mientras disfrutas de un helado y no cualquier helado, no nono sino de esos artesanales hechos a mano sabor vainilla, caminé un poco más llegando a esa banca frente al quiosco de aquel jardín, tomé una cucharadita de helado llevándola a mi boca hasta que sentí esa sensación de ser observada, me giré buscando de donde provenía esa sensación y... ahí estaba él, un chico observándome desde arriba de aquel quiosco, un chico alto, con cabello rubio/castaño rizado, de tez blanca, inconscientemente sonreí al par de el cuándo nuestras miradas se encontraron a lo lejos por una fracción de segundo, justo cuando sentí una inundación de paz, comodidad e incluso me atrevería a decir que de felicidad, como si el mundo a nuestro alrededor dejara de existir creando uno solo para nosotros dos, la conexión y energía que se desprendía de ambos era excepcional... mágica. Quite la vista con la sonrisa aún en mis labios, esta vez jugando con aquel helado entre mis manos tratando de asimilar tales emociones y sensaciones que jamás había sentido antes y que ahora me había provocado un completo desconocido, me giré discretamente viéndolo una vez más, observándolo mejor, llevaba una playera en color verde oscuro opaco que hacía juego perfecto con sus rizos rubios/castaños, unos shorts en color crema que resaltaban el color de su piel, unos tenis blancos acompañados de unas calcetas del mismo color, ahí estaba una vez más sonriendo por algo que su acompañante le decía, supongo que era su amigo o incluso un familiar, un chico alto de tez blanca algo bronceada, con el cabello lacio rubio/castaño y unas mejillas rojas era lo que resaltaba de su rostro, con una playera roja, unos shorts crema e igual unos tenis solo que él llevaba una gorra al color de sus shorts, creó que él ni cuenta se dio de mi existencia, y yo no me hubiera dado cuenta de la de el, de no ser por su acompañante, el cual me estaba tentando hacer algo para conseguir su nombre o algo que me ayudara a encontrarlo, pero... el reloj sonó y no tuve más tiempo, era hora de irme, me levanté del asiento sin querer hacerlo, sin dejar de sentir aquello que ese desconocido me había hecho sentir, camine hacia mi destino preguntándome si nos volveríamos a encontrar, me giré observándolo por última vez con una sonrisa en mis labios antes de perderme entre la gente y árboles que rodeaban aquel jardín, pues no planeaba que fuera solo un encuentro y ya, mi mente ya estaba buscando la manera de encontrarlo una vez más sin saber que él también lo hacía... sin saber lo que se avecinaba, sin saber que nuestras vidas estaban destinadas, entrelazadas a encontrarse y esa solo era la primera vez del comienzo de nuestra historia.

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