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Me encontraba en la misma habitación oscura de la otra noche, mis manos estaban atadas a una silla igual que mis tobillos. Tacones, oigo los tacones acercándose cada vez mas a mi rápidamente. Mi corazón se agitaba pensando en una sola persona, ella, Ocho, me había encontrado y vendría a salvarme para ser felices para siempre como siempre deseamos los dos.

Pero no era ella, era una niña como de seis a ocho años de edad. Tenia algo en la mano que no se alcanzaba a ver perfectamente. Le pedía que me soltara y me llevara con mi chica, pero solo se quedaba mirándome, seriamente, sin decir una sola palabra. Y ahí fue cuando alcance a ver lo que tenia en la mano esa niña. Un arma.

— Es un sueño — Me susurre viendo el arma directamente.

La niña se dio cuenta de eso y me apunto con aquella pistola con silenciador. Sentí mi piel erizándose ¿Y si no era un sueño y era la realidad? ¿Y si hoy era mi ultimo día en la tierra? ¿Moriré? Bueno, muchas preguntas invadieron mi cabeza y caí.

Abrí los ojos, estaba en otro lugar, un lugar diferente. Ya no me encontraba atado, solo estaba sentado en la cama de una habitación de color carmesí. Nunca había visto esa habitación antes realmente. 

Estaba solo, aunque se oía la melodía de una canción, mejor dicho de la canción, nuestra canción, mía y de Ocho. Estaba con mi camisa de botones blanca desabrochada, se notaba mi abdomen bien formado y marcado. La puerta de la habitación se abre, encontrando al amor de mi vida con un vestido negro, pegado, corto y muy sexy. Analice sus curvas, sus piernas, todo su cuerpo con la mirada. La tenia justo enfrente de mi. Me acerque a ella y la agarre de la cintura mientras examinaba esos grandes pechos que resaltaban con el escote del vestido que llevaba Ocho.

— Te extrañe amor de mi vida — Le susurre sintiendo como mi pecho se oprimía.

— No soy real Cinco, lo sabes Susurra sosteniendo mis mejillas y acariciándolas con sus suaves y delicadas manos.

— Siempre lo serás para mi — Mis ojos cristalinos perdieron su poder haciendo que la primera lagrima saliera y se deslizara por mi mejilla — Siempre serás mi Ocho y no me importa las veces que tenga que soñarte para verte, lo haría las veinticuatro horas del día, solo para estar contigo — Dije con la voz rota.

Ella lloraba conmigo mientras seguía sosteniéndome de las mejillas y secaba las lagrimas de mis mejillas. Su frente se junto con la mía y se acurruco en mi pecho suavemente. Su voz pronuncio un "Te amo" y yo le dije que la amaba mucho mas de lo que ella se imaginaba. Me miro. Esos ojos color miel verdosos me miraron a los ojos y luego a mis labios, sabia que quería y yo también, pero no solo por querer, yo necesitaba sus labios junto a los míos y moverlos hasta coordinar. La tome de la cintura y pegue su cuerpo junto al mío, ella me abrazo por el cuello y estamos apunto de juntar nuestros labios hasta que una voz interrumpe. 

— Vamos, despierta por favor.

Y desperté. 

Sentí la mirada de alivio de mis hermanos, hasta que un Klaus enojado, hablo.

— No vuelvas a hacerlo Cinco.

Me cubro con las sabanas ya que temblaba de frio y lo miro — Es la única manera en la cual puedo verla, estar con ella y abrazarla. 

— Cinco, si sigues drogándote con la estasis, morirás.

Mejor.

Klaus de la un vaso con agua y se sienta a mi lado Solo promete no volver a hacerlo — Dice con un tono de preocupación — Se lo que sientes, pero estas matándote.

— No, no sabes lo que se siente, !No puedes imaginar lo que yo estoy sintiendo en estos momentos y lo que siento siempre¡ !Era el amor de mi vida carajo¡ !La amaba mas que a nadie en este mundo y ella solo se fue¡ — Me levanto de la cama con los ojos rojos por el las lagrimas y la droga junta, mis manos temblorosas y mi respiración agitada.

Mi cuerpo cae de rodillas al suelo mientras sollozaba ruidosamente y no paraba de temblar Se fue Fue lo único que podía decir, ya que la respiración empezaba a fallarme.

Mis hermanos me miraban también con lagrimas en los ojos, era raro que yo sufriera de esta manera enfrente de ellos. Klaus me levanto del suelo, me volvió a acostar en la cama y puso la sabana encima de mi cuerpo mientras intentaba calmarme. Bueno lo logro. Me tranquilice y lo mire.

Lo siento  — Le susurro secando las pocas lagrimas que estaban en mis mejillas.

El niega con la cabeza No vuelvas a drogarte de esa manera, por favor.

Bien, lo siento.

Cinco, promételo.

Lo prometo.

Llámenme mentiroso ya que en cierto punto no prometí la promesa, pero em esforcé aunque no o logre, tenia que verla y abrazarla de nuevo, claro, Klaus se decepciono de mi, pero realmente no podía vivir con este peso encima, este sufrimiento, simplemente no podía. 

Lo siento Ocho, estoy rindiéndome, cosa que también prometí que no haría, pero lo estoy haciendo.



ig- grace_.cash

He #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora