Capítulo 4 (+18 VERSION)

8 2 0
                                    

Atravesamos el portal. Volvimos a aquella fúnebre casa, en la que se sentía frío, escalofríos, recordaba recuerdos terribles, que me habían hecho tener pesadillas por las noches. En aquél momento me di cuenta que cualquier cosa podría pasar al día siguiente.
- Mañana, ¿Qué pasará mañana?
Llegué yo primero, ella llegó después. Nada más llegar nos dimos un abrazo el cual hizo subir la temperatura de la casa. De aproximadamente -5 grados subió hasta 32. Aquello parecía ahora el desierto, parecía estar cerca del Ecuador. Justo pasó lo que creéis, pues me puse hot de una manera que nunca me había puesto. Tenia el pene ardiendo.
- Pauline, vámonos de aquí.
- Vale, Finley. Pero, ¿A dónde iremos?
- No te preocupes Pauline. Al otro lado está el bosque. Si encontramos el camino y lo seguimos volveremos a casa.
En aquél momento mi expresión facial cambió. Empecé a preocuparme por lo que podría pasar. La última vez que había estado en aquel bosque fue hacía mucho tiempo el día que llegué a la casa esa.
- Pauline. Hacemos la mochila y nos vamos rápido.
- Sí, Finley. No me queda nada. Yo llegué hace poco, dijo sonriendo.
Fui a mi habitación o lo que había sido mi habitación y pensé en todo lo que había pasado con Pauline hacía unos momentos por lo que fui al baño. Me cogí mi miembro y empecé a mover arriba y abajo y a soltar algún que otro orgasmo fuerte. Además usé los dedos para crear más placer. Después de salir, comencé a preparar el equipaje.
Media hora después estábamos en la puerta. A punto de salir. Iba a abrir la puerta por fin. Sin ningún temor a nada, cogí el pomo oxidado, lo giré y allí estaba. El bosque. El oscuro y frío bosque con árboles de un tamaño asombroso. No se veía el cielo. El follaje de los árboles lo tapaba todo.
- En fin, ahora tenemos que buscar el camino.
- Sí, no recuerdo por donde era.
- Vamos a encontrarlo, solo tenemos que ser pacientes y lo lograremos.
- No lo lograremos Finley, es imposible. Debe estar muy lejos.
- Confía en mí como yo he confiado en tí.
- ¿QUÉ DICES FINLEY?
- Nada, nada.
En aquel momento me di cuenta de mi tremendo error.
Comenzamos a caminar. Estuvimos varias horas buscando aquel recorrido de piedras pero fue imposible. Ya estaba anocheciendo. Llevábamos una tienda de campaña encima. Menos mal porque hacía un frío que parecía que estábamos en el polo norte.
Encendimos una fogata, montamos la tienda y abrimos una bolsa de comida que había cogido en la despensa de la casa antes de marchar. Me senté delante de la hoguera y pensé en todo lo que había ocurrido. En la hermosa Pauline, siempre que pensaba en ella subía unos pocos grados por lo que no sentía tanto frío, en todo lo que ocurriría mañana y en todo lo que ocurriría en el futuro. Allí de acercó Pauline, ella me puso un abrigo por los hombros.
- Estas tiritando.
- No sé.
- ¿Qué te pasa?
- Bueno... Estaba aquí pensando en la vida, en general
- ¿Y qué piensas?
- En todo lo que me he perdido. He pasado aproximadamente un año en esa casa y siento que he echado a perder 365 días o para ser más exactos 378 días allí.
- Te entiendo. Yo, en verdad llevo perdida en este bosque desde hace 4 meses hasta que encontré aquel lugar. Desde entonces todo cambió. Por cierto, creo que no te he dicho algo importante antes de marchar.
En este bosque, he visto varias criaturas de las que no recuerdo haber escuchado a nadie hablar jamás. Algunas se parecen a Eroy, otras se parecen al juez que había en los juegos aquellos...
- ¿Qué me dices? Serán imaginaciones tuyas ...
- Finley, si Eroy era real, porque esto no puede serlo
- No sé. Es muy extraño todo.
- Todo es extraño aquí. No sé que está pasando.
De repente, el fuego se apagó. Todo quedó en penumbra. Tan solo se podía ver la luz de la Luna. A lo lejos, ojos naranjas se podían ver. Nos metimos rápidamente en la tienda de campaña y nos abrazamos. Sentimos sombras alrededor nuestra.
Pauline susurró.
- Te lo dije.
En todo ese tiempo les escuchamos hablarnos.
- ¿Qué hacéis ahí? ¿Tenéis miedo?
Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo.
Al lado mía había un mechero. Que suerte había tenido. Salí de debajo de las telas y corrí hasta la hoguera. La encendí y todos los ojos desaparecieron al momento. Se alejaron poco a poco sin dejar de mirarme.
- Pauline, tenemos que salir de aquí.
- ¡NO ME DIGAS! ¡ UN PREMIO AL MAYOR INÚTIL DEL BOSQUE!
- Pero si la más inútil eres tú, dije entre risas .
- Uy. Pero seré inútil pero somos los más inútiles del mundo juntos.
Chillé por dentro. Aquello era un comentario cursi de amor. ¡Por fin un comentario de amor! Cuando ella se enterase que me masturbaba en el baño casi todos los días y los chorros de leche que me salían me mata.
Amaneció, recogimos todo y comenzamos a caminar de nuevo. No teníamos comida, la habíamos gastado toda la noche anterior.
- Finley, estoy cansada.
- Tenemos que acelerar un poco más. Sino no llegaremos.
- Pero si descansamos un poco no nos retrasará mucho. Podemos descansar en aquél tronco.
Allí fuimos. El tronco estaba lleno de moho. Allí nos sentamos, ella encima mío.
- Finley...
- Uy jejeje. Va sola.
Al momento me levanté de un salto. Me había pinchado con algo. De lo hot que estaba me había imaginado un pollón metiéndose en mi delicado culo, sacándome toda la leche y dando unos gritos altísimos llenos de placer.
- Finley, ¿qué es eso?
- Pauline, es el camino correcto.

TIK TAK (+18 VERSION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora