Derrumbe

20 5 0
                                    

RUBEN

- Anna, revisa los alimentos y mantén todo listo. Buscaré a los amos.

- Sí, señor.

A pesar de lo que estamos viviendo, sigue siendo diligente.
Veo como Anna toma un control remoto y enciende el plasma pegado a la pared y al instante aparece en la pantalla divisiones de las cámaras de seguridad de la mansión.

-¡Perfecto Anna!.

Anna se asustó con mi momento de emoción, pero no le presté mucha atención a explicarle. Ella se puso a hacer lo que le había ordenado, mientras que yo visualizaba cada cuadro en busca de la familia.

Habían demasiados hombres al rededor y dentro de la casa, logré ubicar al joven amo, golpeó al tipo que lo acompañaba en la pantorrilla y este al instante sacó un cuchillo y le cortó la pierna, seguí buscando con dolor al ver al señor sangrando sin una mano y la señora destrozada por ser violada, pero faltaba alguien. ¿Dónde estaba la joven señorita?

-¡Ahí! ¡No!.
Anna se volvió a asustar y se puso a mi lado viendo el espantoso acto que surgía en la pantalla, estaba la joven señorita apenas con su ropa interior boca abajo en el suelo de la oficina del señor.

-¡Debo apurarme!

Salí corriendo y dejé a Anna llorando con el espantoso espectáculo que veía, no apague las cámaras solo corrí entre los pasadizos del laberinto para encontrar a la familia.

Había detallado bien algunos corredores y logré memorizar donde estaban los hombres vigilando, la única que tenía solo un hombre custodiando la puerta de la oficina del señor, era la señorita, debía ir por ella primero.
Subí las escaleras que daban al primer piso y me dirigí según el orden del laberinto. Moví tres rejillas hasta toparme en la última con tres libros que obstaculizaban la vista al exterior.
¡Bingo!

Con mucho cuidado fuí moviendo uno, el más delgado y logré ver a la señorita acostada en una manta, pero había un tipo con ella, debo esperar que ella deje sola para sacarla.

Corrí de nuevo al búnker, le pedí mantas a Anna, y le pedí que preparará el botiquín de primeros auxilios con todo lo necesario. Observaba bien las cámaras y no dejaban solos a los señores y ya al joven amo le habían quitado un brazo. A la señorita la estaban violando. Mantuve ocupada a Anna para que no viera la violación de la señorita.
Pero mis planes iban fallando al ver qué si no descuidaban al menos unos cinco minutos a los señores no podría sacarlos del salón, el joven amo, por otro lado, estaba perdiendo mucha sangre.

¡Esto va de mal en peor!

Anna me entregó las mantas que le pedí y ya tenía todo preparado justo cuando logré ver qué el tipo que estaba con la señorita se subía los pantalones. Corrí lo más que pude y esperé unos segundos hasta que escuché la puerta de la oficina cerrarse.

Abrí la compuerta detrás del escritorio del señor.

-¡PSS! ¡PSS! ¡Joven señorita!

La llamé desde el escritorio, se estaba tratando de sentar, pero algo andaba mal, no me contestó.

-¡Señorita! ¡Aqui!

Me acerque un poco más a ella, tratando de no llorar al verla en ese estado tan deplorable y destruida.
Ella no dijo nada, volteaba de un lado a otro, era como si no podía verme.
Corrí a ella al verla tambaleando y se desmayó de lado sobre la asquerosa manta bañada en sudor y sangre. Tomé la manta que me había dado Anna y la cargué lo más cuidadoso y rápidamente posible, me la llevé casi corriendo al pasadizo y cerré la compuerta con seguro interno.

Rosas Mortales Donde viven las historias. Descúbrelo ahora