Capítulo 16:

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Tuve una pésima noche, me he estado sintiendo muy mal.

Mi estomago duele, y cuando paso saliva siento de nuevo el sabor de ese ojo. Ese horrible sabor gelatinoso y sangriento no se me va de la boca.

A pesar de que ya vomité todo lo que comí, sigo queriendo vomitar.

Alair se molestó porque lo mantuve despierto toda la noche. Cada vez que me levantaba a vomitar, el iba tras de mí y me miraba hacerlo, y cuando terminaba, regresaba a la cama a dormir.

—El doctor dijo que te tomaras esto—Me extendió una pastilla envuelta y agua.

No tenía de otra así que la tomé.

—Vamos a salir—Anunció—Así que vamos a bañarte—No me lo preguntó, el me llevó al baño de la mano y me hizo caminar al lugar.

Ni siquiera me lo pidió, pero yo ya me quitaba la ropa y me metía a la tina.

El abrió la llave de la tina para que se llenara y yo me quedé ahí dentro quieto.

—Puedo...—Tome valor para preguntar—¿Puedo ver a la cocinera...?—Mi voz salió en un susurro, pero se escuchó claro.

—No—Respondió—No creo que te mire con buenos ojos—Soltó una carcajada por su chiste negro—Además no está, tomó unas vacaciones forzadas a su casa—Aclaró—Extiende el brazo—Me lo dijo para limpiarlo con un estropajo.

Bajé la cabeza por sueño, y cerré los ojos un momento para intentar relajarme, pero no podía hacerlo, mi estomago seguía revuelto, pero no quería vomitar la pastilla.

—Me gustaría que aprendas a hablar inglés—Dijo Alair mientras tallaba mi cabello con la yema de sus dedos—Me cuesta mucho hablar español, y solo lo hablo contigo así que mejor aprende tú inglés—Me regañó—O aprende italiano y nos dejamos de problemas—El levantó mi cabeza y plantó un beso en mis labios.

Yo no le respondí nada, ya que, después de todo, con el inglés ya lo había intentado antes, ya habia intentado aprender ingles cuando vivía en estados unidos, pero no pude aprender nada, debe de ser porque soy muy tonto, tal y como decía mi madre. Los idiomas no han de ser lo mío.

—No puedo aprender inglés...—Respondí para que no perdiera su tiempo—Soy muy tonto para los idiomas—El guardó silencio por unos segundos.

—Pues no aprendas—Solucionó—Igual y no necesitas saber ingles o italiano para abrir las piernas y gemir—Él terminó de bañarme y se ha levantado por una toalla.

Me levante y el me envolvió en esta para secarme.

—Necesitas ropa...—Dijo Alair para sí mismo—perfume... Zapatos... Y juguetes...—Seguía hablando solo—¿Te gusta la ropa interior de hombre o de mujer?—Esto ya iba dirigido a mí—Los dos, entendido—Se respondió solo.

Fuimos al cuarto, y Alair me daba ropa para que me la pusiera, lo cual, hice sin rechistar.

Cuando termine de cambiarme, Alair me peinó un poco, me tomó de la mano, y me sacó de la habitación.

Alair me llevó escaleras abajo y después de caminar un poco, me sacó de la casa.

Yo ya no era tan valiente como lo era antes, a pesar de que nada me lo impedía, no tenía el valor de salir corriendo por la carretera.

—Sube al auto—Ordenó Alair abriendo la puerta de atrás.

Hice lo que me dijo, me dejó unos segundos solo en el auto, y después subió, pero no lo hizo solo, sino que ahora estaba acompañado de sus guardaespaldas, los cuales, nunca parecieron tan amigables.

Secuestrado en RomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora