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Le robo unas cuantas reparaciones al mundo por minuto, Y después será nada por siempre, Y todos mis recuerdos y todas las cosas que he visto, Se habrán ido, Con mis ojos y mi cuerpo, conmigo,
Pero yo y mi esposo Lo estamos haciendo mejor, Siempre hemos sido solo él y yo, juntos, Así que apuesto todo lo que tengo en eso, Con el ceño fruncido.
Mitski -
--- Paz ---
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Empezó a levantar los platos y a guardar la poca comida que había quedado en los tuppers, recogió las almohadas sacudiendo el pasto que posiblemente se pudo haber quedado pegado y guardo todo en la mochila de viaje que traía, volteo a ver al omega que intentaba levantarse del piso, rápido lo ayudó y lo aproximó a una banca cerca en aquel parque, recogió la cobija, sacudió y dobló con cuidado para también guardarla en la misma mochila.
Chifuyu lo miro desde su asiento, sonrió dulcemente, Baji se había esforzado mucho ese último mes cuidando de el omega, se sentía extraño, él era el que normalmente se hacia cargo de la mayoría de quehaceres del hogar, aunque muchos otros sí eran otorgados al alpha, era una minoría, porqué al pelinegro le solían tocar cosas más pesadas siempre, solo él hecho de que le tocaba hacer los arreglos he imperfectos de la casa ya era demaciado, pues para sorpresa de ambos cuando se fueron a vivir solos notaron lo muy frecuente que eran los desperfectos en una casa para arreglar, sí no era una fuga del agua, era una falla eléctrica, un bombillo que había explotado, un agujero en la pared, he incluso hubo una vez en que la puerta se calló, realmente diario tenían quehaceres ambos, pues mientras Baji trabajaba en un taller, él era veterinario, ambos felices con sus trabajos y puestos, manteniéndose ocupados a todas horas, y ese detalle le hizo notar que realmente no recordaba cuando fué la última vez que había salido con el alpha.
Suspiro recordando los días de su preparatoria, donde el pelinegro había empezado su cortejo, justo después de salir de secundaria y ambos entrar formalmente a sus respectivas castas no dilató en rápidamente ver como su mejor amigo lo empezó a cortejar tímidamente, reía ante el recuerdo del chico afuera de la casa de su madre con un ramo de rosas rojas que posiblemente le costó todos sus ahorros, un ramo con no menos de cincuenta rosas muy vivas y hermosas, completamente espectacular qué no dudó podría haber costado más de cinco mil yenes, un detalle muy caro y a la vez romántico.
