Capítulo IV: Atraerte.

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Antes de seguir
quiero agradercerle
a shiro5986 por la idea.
Sin ella no se me
hubiera ocurrido
hacer este fanfic

Hechenle la
culpa de esto jaja

Y omg estoy escribiendo
esto horas antes del
esperado día

Voten x Bor1c
bbs

Gracias por leer.
disfruten.

***

      Una especie de fuerza tapaba el micrófono, que se escuchaba un ruido lejano como de ambiente, junto al entrecortado audio gracias a una mala presión del botón.

—Eh... ¿Hola? —pudo entender, o adivinar, que decían al otro lado de la linea— ,Boric soy yo.

—Yo... ¿Quién yo?

—José Antonio Kast... Tu compañero —Gabriel estaba a nada de cortar el telefono del departamento— Vine por algo...

—¡No me importa a que vienes! —exclamó, capaz de sentir la cara impactada de Kast como si lo tuviera en frente— Si vienes con la reina de inglaterra, o el viejito pascuero ¡No te quiero ver acá!

—¡No, no! espera... me expresé mal —aclaró su garganta aún sin soltar el botón— Vine a entregarte algo.

—Pues yo no lo quiero.

—Na-ah. Esto si que lo quieres, después de todo eres millenial.

—No porque sea millenial significa que estoy pegado al... —abrió los ojos, y salió humo de sus orejas— ¡Mi celular! ¿Cómo lo tienes? ¡Dime que hiciste!

—Nada, nada, exagerado. —rodó los ojos— Solo se te quedó en la mesa, y estaba lleno de hormigas, y lo vi, y no sé, pensé venir a dejartelo personalmente.

—No te creo.

—No me importa, tengo tu celular, si lo quieres tendrás que abrirme o directamente bajar hasta acá y abrirme igual.

Boric ya fantasiaba muchas maneras de como lo podría asesinar.

Colgó el teléfono inalambrico, para presionar otro botón y dejarlo subir. Le tomó menos de lo que pensaba para llegar a su cuarto piso, donde apenas estuvo fuera del cuarto lleno la habitación con el sonido de los golpeteos.

Boric rodo los ojos y abrió la puerta, viendo ahí un Kast apoyado como un chico malo de secundaria gringa frente a la puerta.

—Hola Gabrie... —los ojos azules cayeron y subieron al techo del pasillo, para seguir con un susurro— oh, dios..

—Hola, tampoco estoy feliz de verte —respondió, extendiendo la mano— ¿Tendrías el placer de darme mi celular, Anthony?

—Ga...Gabriel, dios... —seguía cubriendose el rostro con el celular evitando mirar a su dirección— ¡Dios, Gabriel! estas en pelotas...

—¿Qué dices yo... —bajó la mirada fijandose que, estaba en calzoncillos. No directamente en pelotas, pero no quitaba el hecho de que le daba pudor— ¡Oh! ah... dame cinco segundos.

Cerró de un portazo, estruendo que llegó a toda la cuadra.

¿Cómo que no tenía ropa? ¿Acaso se le olvido al escritor narrar esa escena? si es así ¿Cómo traía calzoncillos puestos? de cualquier manera, no juzgaba, gracias a dios que traía unos, a veces es comodo estar pilucho en casa, pero ahora no.

Tomó el suéter y el pantalón, se los puso tan rapido que ese último le quedó al revés pero aún así abrió la puerta para tener su celular.

—Lo siento, me atrapaste en mi mejor momento.

—Esta bien, aunque yo no recibiría visitas de esa manera.

—¡Lo siento, señor perfecto! pero a algunos nos afecta el calentamiento global —se excuso— hace calor ¿Sabes?

—Claro, a las cinco de la tarde en tu casa con posible aire acondicionado y hielo, mucho calor.

—¡Con más razón! yo... —replicó, molesto, pero ya iba a pasar— solo dame mi celular.

Kast rio por la comica, casi caricaturesca, reacción de su contrario, quién le arrebató el dispositivo, con gruñidos de un niño picota.

—¡Jajajaja! vamos Gabriel, no seas cascarrabias.

—¡Yo no soy... un cascarrabias! gracias por traerme mi celular, o lo que sea, ya te puedes ir.



***

Hasta acá llega, muchas gracias por leer, tengan buena vida.

Tonto y guapo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora