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Los dedos no serían suficientes, él lo sabía.

No estaría aquí si fuera suficiente con los dedos.

Pero en ese momento, con Jihwa tocándose a sí mismo con sus dos manos, gimiendo de esa manera, retorciéndose ante las embestidas de sus tres dedos supo que si trataba de ir más allá iba a morderlo.

Había tratado de pararse a sí mismo, aplacar el instinto. Había hecho una pregunta que ni siquiera sabía que tenía y la respuesta de que no, de que su aroma no se parecía en nada a la de Lord Yoon, lo había llenado de una satisfacción que asustaba.

Se incorporó sacando sus dedos y acariciando sus muslos, dejando el rastro del lubricante sobre ellos, acomodándose entre ellos y mirando al pelirrojo. Era un espectáculo precioso.

Sus mejillas estaban rojas, empapadas por las lágrimas de excitación, sus labios estaban rojos por las mordidas y los besos, su cabello estaba empezando a apegarse a su piel por el sudor y su piel tenía marcas que él mismo había dejado. Además de que seguía tocándose, sabiendo exactamente lo que hacía bajando y subiendo sus manos por su miembro, mirándolo con los ojos entreabiertos, como si supiera como verse todavía más bonito.

Lo atrajo más hacia él, sosteniendo sus muslos con demasiada fuerza, sabiendo que sus dedos dejarían marcas rojizas que durarían.

Empujó hacía él, presionando la cabeza de su miembro contra su entrada dilatada y lubricada, mirando como Jihwa perdía el aliento y gemía con más fuerza. Pero no le dio esa satisfacción, aun no, así que deslizó su miembro hacia atrás entre sus nalgas sonriendo ligeramente ante su gimoteo de queja.

⸺Está bien, córrete para mí. Y después te daré lo que quieres. ⸺ Prometió con voz ronca, deslizándose fácilmente por el lubricante que producía.

Jihwa lo miró con sus ojos llorosos, gimoteando ante su suave movimiento y al final asintió, empezando a mover su mano nuevamente sobre su propio miembro, llevando su cabeza hacia atrás mientras se atendía, dejando más al descubierto su cuello.

Sería tan fácil solo inclinarse y presionar sus dientes en la piel blanca.

Deslizó sus manos a su trasero, apretándolo y empujando contra él, disfrutado los sonidos que lograba sacar del omega quien parecía estar haciendo un intento de acallarlos al morder sus labios.

Cuando Jihwa gritó y se sacudió en un orgasmo, se quedó quieto sosteniéndolo mientras lo miraba, sin perderse ningún detalle de él. Se veía tan vulnerable, abierto y sincero que no pudo evitar pasar uno de sus brazos por debajo de su cintura para sostenerlo, inclinándose y besando su costado, sonriendo ligeramente al escucharlo gemir.

Quien le hubiera dicho a Jihwa que sus feromonas eran débiles, le había mentido descaradamente. Incluso él, que había estado seguro de su voluntad de hierro no había podido evitar flaquear. Inhaló el aroma de su piel, disfrutando de las notas dulces que acompañaban al vino y mordió un poco la piel a su alcance, dejando una marca superficial.

No era solo el aroma lo que volvía a Jihwa una debilidad.

Llenó de besos su pecho, dándose el tiempo para arrancar los suspiros de sus labios, se disfrutar de su sabor, sabiendo que todavía estaba sensible para el orgasmo. Podía sentir su propia erección palpitar, él realmente quería enterrarse en ese calor húmedo y apretado, pero si no lograba controlarse un poco antes de hacerlo iba a lastimarlo.

Todo lo que necesito [Mumyeong x Jihwa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora