XXI

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Al nacer, uno espera que te tengan con dulzura, te aprecien y cuiden como el tesoro más tierno del mundo, el cristal más frágil, te dicen que los padres te aman de manera incondicional, excepto el mio.

Un día en plena noche tras escuchar un ruido lo veo en la cocina, me dice borracho que irá por la bicicleta que pedí en navidad, sin entender nada la pregunto porque a esta hora,

"Si no querés que te rompa la cara anda a dormir ya", de todas maneras lo hizo. Fue el día que nos abandonó. No regresó cuando nos embargaron la casa por sus deudas, ni cuando mamá tuvo problemas en el embarazo por la inanicion.

Ni cuando te pedí plata por la neumonía del bebé te dignaste en mostrar tu inmunda cara, te lloré para que nos ayudaras con la comida para no escuchar más a mamá llorar por no poder darnos ni una migaja de pan.

Digo orgulloso que fui feliz a su lado tomando té.

No sé que hacer papa.

Quiero recordar buenos momentos cuando estaba en casa, pero siempre fue una persona ausente, aunque su presencia se notase, de forma asquerosa a causa de su forma alta de hablar o el ruido al escupir.

Si llegas a leer esto, sos una basura,  te odio, y realmente no quiero siquiera odiarte para así olvidarte. Dejaste a mamá sola, deudas y siquiera conoces a tu hijo, fuiste un pedazo de mierda desde antes de irte. ¿Recordás cuando te dije que me golpeaban en el colegio?, quería que me defendieras, ¿y que obtengo?, una botella de cerveza junto a un  pucho.

"No seas una puta y deja de llorar, enfrenta tus miedos como un hombre no como un marica", tenia 6 años.

Aguante tus gritos y borracheras, aguante los golpes y las lagrimas cuando me hiciste enterrar a Coquito, era solo un cachorro, hijo de puta, era un cachorro... y yo solo un niño.

Te odio, te odio aunque mamá diga que no lo haga, te odio por los tres...

Me odio más por seguir esperando que vuelvas.





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