Un Futuro Imperfecto

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El fuego se había adueñado del campo de batalla. Los cielos enegrecidos se cernía sobre el suelo regado hacia años por la sangre de héroes y villanos, fallecidos en una guerra eterna en la que todos perdieron.

—Terry —habló un varón, con un traje azul y rojo—. Terry, ¿estas bien?

—¿Qué me golpeó? —cuestionó el segundo, con una voz claramente juvenil

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—¿Qué me golpeó? —cuestionó el segundo, con una voz claramente juvenil.

—Tienes suerte de que él no te haya golpeado directamente, sinó...

—Lo sé, lo sé —aseguró el joven mientras se levantaba—. Solo lo decía de forma figurada. ¿Dónde está el otro idiota?

Como una retorcida e irónica respuesta, su compañero cayó estrepitosamente frente a ellos, mientras la tierra misma parecía temblar por los pasos de su enemigo

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Como una retorcida e irónica respuesta, su compañero cayó estrepitosamente frente a ellos, mientras la tierra misma parecía temblar por los pasos de su enemigo.

—¿Estas bien, Superman? —preguntó Spider-Man, mientras el mencionado escupia sangre.

—Les dije que se alejaran —afirmó aquel Superman de traje sin capa y cabello largo hasta los hombros—. No pueden con él.

—Y se nota que tu sí —exclamó Batman, ganándose la mirada de odio por parte de los ojos verdes del kryptoniano.

La tierra tembló, y el trío de héroes observó con preocupación e ira hacia su inmenso enemigo.

—Voy a acabar con este bastardo —afirmó Superman, mientras unos triángulos de energía salían de la dorsal de sus manos—, ¡aunque me cueste la vida!

—Voy a acabar con este bastardo —afirmó Superman, mientras unos triángulos de energía salían de la dorsal de sus manos—, ¡aunque me cueste la vida!

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—Ustedes, malditos insignificantes, ¿¡creen qué pueden desafiar la voluntad del Maestro!?

—Ustedes, malditos insignificantes, ¿¡creen qué pueden desafiar la voluntad del Maestro!?

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