capítulo uno

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— Jisung, te doy dos segundos para que te levantes o haré que Perséfone te orine la cabeza.

Maldita escuela. No importa quien haya sido el de la brillante idea de crear la escuela, es un ser miserable y esperaba que se estuviera retorciendo en el infierno.

— ¡Jisung! Estoy hablando en serio.— claro que hablaba en serio. Usaba el mismo tono de voz que cuando su padre se intentaba pasar de listo.

— Cinco minutos más...— se quejo volviéndose para quedar boca a bajo.

— ¡Perséfone! Gatita, venga acá.— grito su madre llamando al animal.

Maldita gata. Maldito Minho por regalarle ese animal a su hermano. Y maldigo Félix por ponerle un nombre raro a su gata.

Intento volver a dormir hasta que sintió como le lanzaban agua fría que lo hizo ponerse de pie inmediatamente mientras miraba asustado. En el marco de la puerta se encontraba su mamá mirándolo con una sonrisa malvada, y también su hermana menor que tenía un balde en sus manos.

Maldita Jun.

— Hacele caso a mamá o la próxima vez te inundó la habitación.— dijo su hermana para luego retirarse.

— Esa es mi niña.— hablo orgulloso el pelinegro, por el cual al parecer no pasaban los años ya que mantenía su belleza. Luego lo miro.— Aprende a dormir con pijama, por favor.

Dicho eso se retiró dejándolo aún atontado por el agua. El mínimo necesitaba unos treinta minutos para despertar completamente. Se miro viendo sus boxer empapados. Si Jun lo iba a despertar de esa manera siempre, iba tener que ponerse algún pijama como su madre le había indicado.

No le encontraba el caso de usar pijama, el dormía solo, hacia calor y nadie lo iba ver así y si lo hacía alguien, ese alguien sería su familia ¿Dónde estaba el problema?. Tembló un poco por el frío que sentía y camino hacia la ducha para alistarse.

Jisung ya no era tan energético como antes, tampoco hablaba mucho y hacia preguntas por todo, había crecido bastante, medía casi lo mismo que su hermano mayor. En la escuela era un alumno promedio, no resaltaba ni tampoco le iba tan mal, aunque quisiera tener mejores notas. Había salido con un par de chicas y chicos pero nunca había llegado a tener una relación formal o enamorarse de verdad. Su padre hacia bromas sobre que cuando sintiera abejas en su estómago por una persona, esa era la persona indicada. Aunque al le pareciera ridículo y poco romántico ¿No sé suponían que eran mariposas?.

Chan le seguía el juego sobre las abejas, aunque estaba seguro que su hermano si estaba enamorado. Había conocido a Minho en su adolescencia y ahora siendo adultos jóvenes aún permanecían juntos, no sabía como el pelirrojo soportaba el carácter de su hermano mayor. Para el, ambos eran el uno para el otro, no sé imaginaba a Chan sin Minho o a Minho sin Chan. ¿El podría encontrar un amor así? Solía aburrirse rápido de sus amores pasajeros, no creía que podría perdurar tanto como sus padres.

Cuando estuvo listo y con el uniforme de la escuela puesto, bajo a desayunar. Era su último año de escuela para luego continuar la universidad, aunque no decidiera que es lo que quería estudiar, sus padres no lo presionaban respecto a eso. Ellos habían dicho que podía tomar la decisión que quisiera y en el tiempo que estuviera listo, no tenía que hacerlo todo como la sociedad esperaba que lo hiciera.

En el comedor se encontraba toda su familia. Sus padres habían decidido no tener más hijos después de Jun y aunque le gustaba tener una bebé en la casa, agradecía que fuera la última. Jun había terminado con todas las energías de su familia, desde pequeña había sido un torbellino y no había cambiado en nada. Se sentó frente a Félix y lo miro, su pequeño hermano vestía su uniforme, su cabello peinado y sus anteojos. Félix era su bebé, a pesar de que ya tuviera 15 años, para el y su familia siempre seguiría siendo su bebé. Nadie nunca podría ponerle un dedo encima, porque tenía tres grandes hombre dispuestos a pelear por el.

› Padres 2 ꙳໋͙ HyunMin ⌕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora