Relatos de la Academia

Capitulo 5. Profesora Madoka: parte 1

- "Neeko reportándose, soy una estudiante de primer año y actualmente asisto a la UA, la mejor escuela de héroes del mundo!

En el capítulo anterior viví una noche mágica, el festival Hanabi fue mejor de lo que esperaba, a pesar de que hubo algunas emociones intensas aquí y allá. Aún así me divertí mucho y estoy segura de que Hitoshi-kun también, lo que me dijo en la rueda de la fortuna me hizo muy feliz, yo también me esforzaré para ser la princesa que él merece!" -

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Una alegre y pequeña niña de ojos verdes y cabello colorido se acerca a uno de los grandes ventanales del acogedor bungalow. Bungalow, ese era el término que usaban los oovikats para referirse a sus hogares. Habían pasado algunas horas desde que aconteció el amanecer y el sol resplandecía en lo alto del cielo azul. La chiquilla se recargaba en el cristal colocando ambas manos sobre el, mirando el jardín exterior y los campos verdes de la tribu.

El cristal estaba algo frío al tacto pero la vista era maravillosa. Al percatarse de que el tiempo era muy bueno, la pequeña oji-verde se acerca a la habitación de su hermana mayor, la cual por alguna razón que ella desconocía siempre se encontraba cerrada, y su hermana rara vez salía de sus aposentos. Con una gran sonrisa en su rostro y con la esperanza en su pequeño corazón de que ésta vez su hermana le abriría la puerta, se acercó a ella tocandola con un ritmo muy particular.

- ¿Keiko? -

Musitó muy emocionada la pequeña oji-verde tratando de llamar la atención de su hermana mayor.

- 𝄞 ¿Y si hacemos un muñeco?
Ven, vamos a jugar!
Ya no te puedo ver jamás.
Hermana sal, parece que no estás.
Solíamos ser amigas y ya no más.
No entiendo lo que pasó!
¿Y si hacemos un muñeco? Prometo no hacerlo tan brillante 𝄞 -

- Déjame en paz, Neeko -

La pequeña niña se entristeció al oír aquello, puso cara triste y se alejó cabizbaja con los hombros caídos.

- Ya me voy -

Dijo suavemente con la voz desanimada, de verdad creyó que ésta vez Keiko le abriría la puerta pero estaba equivocada. Su hermana gemela Madoka se acercó a ella con una pelota de color rojo en sus manos.

- Te dije que no iba a querer, ya no quiere jugar con nosotras, vámonos! -

Madoka la tomó de la mano y ambas caminaron hacia la puerta para salir, la pequeña Neeko volteó un poco para ver la puerta de la habitación de su hermana peli-azul. Sin embargo, la niña oji-verde no perdió la esperanza y todos los días iba a tocar la puerta de su hermana mayor para invitarla a jugar. Ya habían pasado varios años así, la chica oji-verde, quién ya era una pre adolescente, se acercó a esa puerta nuevamente, siempre tocándola de la misma manera.

- 𝄞 ¿Y si hacemos un muñeco?
Por el bosque hay que pasear.
Tu compañía hace falta aquí.
Con los grompos ya empecé a conversar.
No te rindas, Grump!
Es algo aburrido solamente ver las horas decir tic, tac 𝄞 -

Pero siempre recibía la misma respuesta de parte de Keiko.

- Déjame en paz, Neeko! -

En esta etapa de su vida la chica oji-verde estaba sola la mayor parte del tiempo, Madoka se alejaba de ella y se la pasaba oculta entre las sombras. Por su parte, Keiko estaba todo el tiempo encerrada en su habitación, alejada de los demás. Por la simple razón de que su elemento, el elemento criogénico era muy inestable y dependía mucho de mantener bajo control las emociones. Debido a ésto la crianza de la pequeña Keiko fue difícil, tanto para ella como para el resto de su familia. Sus padres, valientes guardianes estelares, se habían retirado de proteger al universo en cuanto Midori, la madre de las tres pequeñas, quedó embarazada de Keiko. Tanto ella como su esposo Goro, nunca se imaginaron que su primer hija tendría el elemento criogénico, uno muy raro. Y cuatro años más tarde, sus dos pequeñas gemelas, muy similares entre si pero a la vez distintas, una tendría el elemento de la oscuridad y la otra el elemento de la luz.