Extra 3.

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La gente siempre ha tenido curiosidad de sobre que se siente estar al borde la muerte, o no de estarlo... sino, de sentir y saber que es estar muerte y eso no era de parte de Gea, ella quería vivir a pesar de que una de sus razones para hacerlo se fue a la mierda.

Los desconocidos frente a ella la miraban con fijeza, estaban preparados para cualquier movimientos que aquellas personas se pudieran atrever hacer. —Váyanse ahora mismo —La voz de Gea sonó fuerte, pero se quebró, tenía un mal presentimiento, sentía que algo iba salir mal y eso creció mas en su interior al ver como la forma lobuna de Clarisse saltaba hacia ellos. Dio justamente donde quería, el gran hocico de Risse estaba manchado con el alma de aquel hombre, le había arrancado la cabeza sin nada de misericordia.

La rabia que ella había contenido la había reflejado en aquello, las personas del bando contrario se quedaron de la misma forma, no se alarmaron, si no que, sonrieron.

—Nos da tanta risa que nuestro amo le tema a personas tan... insignificantes. —Aquello había provocado una mueca de desagrado en el rostro de Gea —¡Ni el lobo más fuerte ha podido con nosotros! Y creen que unos lobos sin poder y una bruja que no se sabe controlar nos ganarán la batalla. Esto es una ofensa. 

Aquellas ultimas palabras fueron un susurro, pero los lobos lo habían oído.

—Pues si no somos tan significantes, ¡Váyanse! —Expresó Analí, ella eufórica quiso lanzar una ventisca de su poder hacia ellos, pero debía evitarlo, después de todo debía cuidar a mas personas, personas que iban a significar algo en su vida, personas que... personas que ahora amaba.

—¿Gray sabe cuanto lo amas? —Las palabras de aquel hombre hicieron helar su corazón, se sintió decaer en ese momento.

—Sal de mi cabeza, pedazo de basura. —Enojada gritó la morena, sus pies se movieron por si solos, pero una fuerza invisible la hizo detenerse.

El frío viento azotó el pelo castaño de Gea, sus ojos y los de todos fueron al hombre que ahora caminaba hacia ellos, era alto, blanco como las nubes del cielo y sus ojos eran grises como los rayos que diseñaban el cielo, era rubio, alto y fornido, el tono rojizo de sus labios y su belleza sobrehumana lo hacían un perfecta tentación, incitando a cualquier mujer humana a pecar una y otra, y otra vez.  

Los desconocidos inclinaron la cabeza ante aquella supremacía hecha humana, no bajaban la mirada ante nadie, solo ante él, su amo y señor.

—¿Y este quien carajos es? —Articuló Gea. Aquella pregunta no solo la tenia ella, casi todos allí.

—Buenas tardes, mi nombre es Nikola Xel III, y vengo en venganza por la muerte de mi padre. —Aquel nombre, era... no, no podía desfallecer ahí mismo, no podía hacerlo, no de nuevo.

—¿Padre? ¿Quién es tu padre? —Preguntó Gea, la curiosidad que habitaba en su alma era la mas grande que podía existir en aquel momento.

—El hombre que te amó a ti sobre todas las cosas, humana. No te hagas la ignorante, mi padre siempre decía que eras el ser mas inteligente que habitaba en la tierra, aunque creo que era solo en su mundo... sin duda. Mundo en el que solo existías tú. —Su corazón se agitó y latió con frenesí en ese momento, quería lanzar su cuerpo al mar profundo.

—No sé de que me habla. —Las personas que estaba junto y tras ella parecían haber dejado de existir en ese momento.

—También no mentía cuando decía que eras pésima para mentir. —El joven, no tan joven, se acerco hacia ella con firmeza, las personas que estaban allí para cuidarla se habían quedado inmóviles, no podían moverse si quiera un poco, lo intentaban, pero le  era imposible.

—¡No te atrevas a tocar a mi mujer! —La voz fuerte, clara y dura de Eros hizo que toda la atención fuese a él. A su anchos hombros, rostro, cuerpo y ojos perfectos. A su mirada fría y penetrante, mirada que era pasiva para mirarla a ella, pero mirada que se transformaba para cuidar de ella.

—La amo, pero ella ama a otro hombre. —Susurró para si mismo Nikola. 

—¿Por qué coño haces en mi manada? ¿Acaso se te perdió el tuyo? —Una mirada fría estaba posada sobre Eros. 

—El de tu luna por supuesto, ella debe venir conmigo. —Su pasividad y su manera tan clara de hablar hacian que los nervios de Gea se volviesen más fuerte.

—Claro, y yo me coge a tu madre. ¡Largo! —Gritó el alfa.

—E irrespetuoso. —Dijo  bajo el joven, recordaba las frases que su padre le decía todos los días al volver a casa, todo eso cuando era pequeño, porque cuando creció su padre desapareció completamente de su vida, borrando rastro de él. 

Es por eso que cuando lo mando a ejecutar por miedo a que quisiese su trono de vuelta, no titubeo, tampoco temió a la reacción de su madre, dado que ella murió años después de nacer.

—Te he dicho, que te vayas. —El cuerpo de Eros fue hasta el de Nikola, sus miradas se  habían encontrado, ambas miradas llameaban, sus cuerpos  estaban cercas, no había mucha distancia. Eros era más alto haciendo que aquel vampiro mirara hacia arriba, mostrándose débil, como era.

—Cuídala, porque te prometo que ella morirá muy pronto, poséela las veces que puedas, porque esas serán las ultimas veces que la sentirás temblar bajo de ti, te lo prometo. —El cuerpo de Eros se tensó, quería arrancarle la cabeza a ese bastardo hijo de puta, pero Gea fue más rápida que él y se puso frente a frente.

Ahora quien miraba hacia abajo era él. —Mírame ahora desde arriba, Nikola, porque cuando mi cuerpo esté arriba de ti y mis manos alrededor de tu cuello, no sabrás como pedirle la bendición a tu padre en el infierno, eso, yo te lo juro. —Sonrió de lado. 

—Te mataré y bailaré sobre tu tumba, humana. —Lleno de repudió soltó esas palabras.

—Yo voy a coger encima de la tuya. 

Y Eros supo en ese momento que tenia a la mujer perfecta para él.


*



Gracias por leer estos extraaas. Ya sabemos porqué el denominado rey de los vampiros odia a Gea. <3

Gea: por siempre el deseo del Alfa Eros. [Aeterna 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora