Parte 3: El mensaje.

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Aquellas palabras casi incomprensibles, me creaban mucha curiosidad... aunque también un poco de miedo. Aún así hice lo que ponía; la entregué. Mientras la metía en el buzón, miré hacia una ventana en la que se distinguía que estaba una luz encendida, a demás de una silueta. Parecía un chico, quieto y con pinta de estar mirándome. Ví que se le movía el brazo, como si quisiera saludarme.

Pasé de él y me di la vuelta a casa.

-¡Papaa! Ya he llegado.
-Te he dicho 100 veces que no me llames así, que me llames Pedro o, como mucho, señor.-me contestó.
-Vale, perdón.
-Bueno... ¿hiciste lo que ponía detrás de la lista?
-Sí, tranquilo; oye, ¿escribiste algo por detrás en la parte de abajo con letra pequeña?- le pregunté por curiosidad de saber lo que ponía en aquel garabato.
-Eso no es asunto tuyo.

Acto seguido me fui a mi cuarto, y mientras me iba, pensaba en que con esa respuesta ya me dijo que ahí había algo... algo o malo, o muy muy secreto... que probablemente iba dirigido a la silueta de la ventana de la casa de en frente.

La Ventana De En FrenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora