No se me ocurría como reaccionar, simplemente me quedé mirando, pero en vez de a la ventana, a la puerta. Así podría ver si iba a venir o algo. Me quedé observando y pude darme cuenta de que el pomo de su puerta se movía. Me asusté y subí a mi cuarto rápido. Justo al llegar a mi cuarto, sonó el timbre. Yo me acerqué muy silenciosamente a la puerta, y miré por la mirilla. Al principio pensé que era mi padre, pero al mirar por aquel pequeño agujero de la puerta, vi que no, que era el chico de en frente. En ese momento me asusté demasiado como para atreverme a abrir la puerta. Me volví a mi cuarto sin hacer ruido, y volvió a sonar el timbre. Ya ni siquiera bajé, simplemente esperé a que se fuera.
-*Tranquila, aunque le abrieses, no te haría nada.*- me dije a mi misma. En el fondo tenía un poco de miedo de que me quisiera hacer algo, por eso empezaba a decirme eso a mi misma.
Un rato después, volvió a sonar el timbre y se escucho:
-Bea, no hace falta que abras, que soy yo.- dijo mi padre.
Rápidamente me fui a la cama y no contesté, ya que él me dijo que me tenía que estar en la cama cuando volviese. Intenté no hacer más ruido para que pensase que me había dormido. Él subió a mi cuarto y ahí estaba yo, tumbada boca abajo en la cama para que no me viese la cara y descubriese que estaba despierta.
Más tarde, el se bajó al salón y yo ya me dormí de verdad; eso sí, sin dejar de pensar en el chico que vino a mi puerta. Eso estaría en mi mente hasta que consiguiese rebelar su identidad y sus intenciones conmigo.
ESTÁS LEYENDO
La Ventana De En Frente
RomanceBea, era una chica de 25 años, adoptada, cuya vida se basa solamente en lo que le obliga a hacer su único y borde padre; Pedro. Por si el sufrimiento en casa o fuese suficiente, en la calle tampoco era lo mejor, ya que salía solo para los recados qu...