06 : Cita Con Familia

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Finalmente llegaron a él lugar de comida rápida. Bajaron del auto, y se dirigieron hacia la entrada, ingresaron al lugar. Había muchos juegos infantiles, y en los ojos de Toru un brillo se instaló. El rubio al ver la mueca del pequeño, le dio unas cuantas instrucciones para después concederle el permiso de que fuera a jugar, el pequeño salió corriendo de ahí.

Keisuke había ido a la recepción para ordenar su comida. Pidió una pizza jumbo para que todos pudieran comer.
El chico que le atendía, estaba coqueteando descaradamente con el, pero simplemente lo dejaba pasar. Terminó de ordenar, y el chico le entregó su ticket de compra, observó que había escrito algo más en la parte de atrás. Revisó y vio que ahí estaba escrito su numero.

No supo ni cuando ni cómo, Chifuyu se había instalado junto a él, tomándolo de la mano. Agarro el ticket y lo tiro a él bote de basura. Pudo ver la mueca de asco del beta frente a sus ojos, pero no ocurrió nada más pues el menor lo jalo hacia su mesa.

Sus mejillas se encontraban completamente sonrojadas, vaya escenario que había armado. Por alguna extraña razón sintió que debía intervenir, pero pronto se arrepintió. Vio de reojo al pelinegro que sólo mantenía una sonrisa de lado, burlándose de él.

Finalmente llegamos a la mesa donde estaba mi pequeño ahí sentado. Nos sentamos todos y decidimos que jugariamos después de comer. Llegaron a la mesa pero ninguno habló más que nada por la vergüenza del momento.

Minutos después llegó la pizza, para suerte de ambos, el otro no quizo tocar el tema. Así que comieron sus alimentos entre risas y pláticas triviales.

Sin poder evitarlo, miraba al lindo Omega rubio que comía frente a él. Estaba muy atento a su comida, así que probablemente no notaría que lo observaba. La gente que pasaba por ahí sonreían, desde a kilómetros se podía notar que Keisuke estaba enamorado de él. Pará la mala suerte de el pelinegro, Chifuyu si sabía que lo estaba viendo, pero fingía estar muy atento a su comida, el también lo veía de a ratos, pero al momento bajaba su mirada apenada. Toru sólo observaba como los dos adultos se veían pero no decían nada. No le dio importancia, le interesaba más el gran pedazo de pizza que estaba frente a sus ojos.

Al terminar su comida, se dirigieron hacia el espacio de juegos, donde había desde grandes a pequeños corriendo de aquí para allá. Tenía 50 fichas para jugar, el más alto se quedó viendo a las fichas que tenía en sus manos, siempre había sido malo en las matemáticas.

Creo que son 16 para cada uno, y quedan dos fichas restantes. - El pelinegro asintió, repartió las monedas a cada uno, y las dos monedas restantes se las dio a él mas pequeño.

Apenas las fichas tocaron las manos de Toru, el salió corriendo hacia el primer juego que vio. Así fue como quedaron solos, parecía que Chifuyu quería decir algo así que espero a dijera lo que tenía que decir.

De todos los juegos que se encontraban en aquel lugar, había uno que había captado su atencion sobre el resto. Ese eran los famosos Carritos Chocónes, un recuerdo de su adolescencia había venido a su mente.

Recuerda que había ido a una feria junto a sus amigos betas, donde había muchos juegos, entre ellos el antes mencionado. Habían decidido que se subirían a ese, a pesar de que era su primera vez jugandolo descubrió que era bueno para ese juego. Pero no duraron más de veinte minutos montados en ellos, pues Takemichi se había puesto a llorar, ocasionando que los bajaran a lso tres.

Quieres ir a los carritos Chocónes?. - El asintió.

Si vamos. - Chifuyu tomó su mano, y ambos corrieron hasta donde se encontraba el juego, pagaron las fichas que costaba la atracción, y se pusieron el equipo de seguridad, para después montarse cada uno a uno de los carritos.

Ahora lo recordaba, la verdad es que era un poco brusco a la hora de jugar estos juegos. Ese día había chocado con Take muy fuerte, ocasionando que terminará hasta el otro lado del juego.

Por otro lado Keisuke se encontraba batallando para saber como funcionaba esa cosa, pero de repente escucho un fuerte golpe, así que llevo su vista hacia allí. Se sorprendió al ver que el rubio había lanzado a otro de los que jugaban hacia el otro lado de la pista, río y regreso su mirada hacia su carrito. Pero sintió como recibía un impacto en la parte de atrás de su carro, lo habían sacado volando. Pero pronto llegó Chifuyu quien se encargo de vengarlo, pues hizo lo mismo que le hicieron a el Alpha, con el que lo había zacado volando.

Durante unos veinte minutos más estuvieron jugando. Después fueron a muchos más juegos del establecimiento, en algunos incluso se encontraban con Toru que venía junto a otro chico. Que decían ser amigos inseparables, aunque seguro que después de salir de establecimiento ni se recordarian pero no les rompieron las ilusiones.

Así pasaron las horas divirtiéndose y riendo. Al menos así fue hasta que decidieron que era hora de irse. El pequeño se había quedado dormido y ahora era cargado por Keisuke. Caminaron hacia el estacionamiento, se dirigieron al auto. Acomodaron al pequeño en los asientos traseros. Y ellos en sus respectivos lugares como conductor y copiloto.

Ambos se pusieron el cinturón de seguridad, y el pelinegro comenzó a encender el auto. Quería intertar algo nuevo, así que con la vista busco la mano de el rubio, que tristemente se encontraba dentro de su abrigo. Se le ocurrió la gran idea de predender la calefacción, para su suerte si funcionó.

El chico retiro la mano de su abrigo, y la descanso en su pierna. Esa era la oportunidad de Keisuke esperaba que esto no le incomodara o algo por el estilo. Llevo su mano hasta donde se encontraba la de el, y las junto. Espero alguna reacción por parte de Chifuyu.
Este solo sonrió y reforzó el agarre de ambas manos.

Ninguno de los dos habló, se mantuvieron en silencio para que no fueran a despertar al pequeño que dormía en la parte de atrás. Después de unos 15 minutos de trayecto llegaron a la casa del Omega. Al llegar se estacionó, y bajaron del auto. Chifuyu cargo a su hijo en brazos, y se dirigió a la entrada de su hogar. Keisuke lo imitó, y se paro a unos cuantos centímetros de él.

Muchas gracias Baji-San. - Dijo el chico con una linda sonrisa.

No es nada, lindo. - Llevo una de sus manos hacia su cabello donde repartió algunas caricias. Chifuyu con las mejillas sonrosadas y reuniendo valor, llevó sus labios hasta la mejilla de el pelinegro, donde deposito un casto beso, para después salir huyendo hasta el interior de su hogar.

Keisuke sonrió y levantó su mano para después moverla de lado a lado en señal de despedida. Pará después subir a su auto. Siendo observado por el rubio. Ya una vez dentro del auto se volvió a despedir para después arrancarlo e irse a casa.

Apenas vio que el auto dio la vuelta a la esquina, se coloco una cangurera, y monto a su hijo en ella. Tenía que ir al supermercado que quedaba como a unas cinco cuadras. Todavía no era tan tarde, y tenía que hacer la despensa para toda la semana. Iba a pedírselo a Keisuke pero no quería ser una molestia. Decidió que iría caminando, pues no quedaba tan lejos ahí. Una mala decisión.

Hace ya una hora que había dejado a Chifuyu y a Toru en su hogar. En este momento se estaba preparando para irse a dormir. Se dirigió a su cama y se recostó, dejó su celular en la mesita de noche que se encontraba al lado de su cama. Comenzaba a cerrar los ojos, cuando de repente su celular comenzó a sonar.

Lo cogio, y lo pego a su oreja. ¿Porqué siempre lo molestaban antes de irse a dormir? Nadie sabía la respuesta. Seguía pensando hasta que la voz al otro lado del teléfono comenzó a hablar.

Baji-San... - Dijo casi susurrando, y con la voz un poco quebrada.

Only One || BajifuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora