Hanna
Truenos, lluvia y viento, sabía que era la ira de mi padre por escapar de nuevo. Esta vez me escapé a casa de mi tía Aurora, que vive en la tierra de los humanos, al menos a ella la podía convencer para que hablara con mamá y todo estaría arreglado o por lo menos más calmado durante un tiempo, ya que mamá es muy influyente en él.
- Hanna ¿Porqué haces todo esto?
- Tía, no hace falta que me preguntes, igual no te diré nada. Sé que suena egoísta de mi parte pero no quiero volver a repetir lo mismo, ya se lo conté a mis padres miles de veces.
- No llegarás a ninguna parte si sigues con lo mismo de siempre. Escapando a tierras desconocidas y a lugares aún no explorados.
- Pero ahora estoy en la tierra, no es desconocida al contrario.- Digo riendo, aunque dejando una cierta preocupación en Aurora.
- En serio. ¿Seguirás con lo mismo?
- No, ya les prometí que no volvería a buscarlo, ya han pasado casi dos años que no lo busco, sólo que…no quiero seguir viviendo con mis padres y quiero acabar mis estudios en la tierra. Mi querida y dulce tía Aurora ya no te preocupes.
- ¿Pero cómo llevas el control?
- Sólo no me tienen que enfadar. – Digo mientras pongo los ojos en blanco e irritada. - Tranquila tía Aurora, todo lo tengo bajo control.
Le dije con una media sonrisa y subiendo a mi habitación. Aunque realmente aún me preocupaba el control de mi energía demoníaca. Sé que soy una semidemonio pero nunca antes había estado entre humanos y no estoy dispuesta a que me descubran y me arrebaten esta última oportunidad de ser libre.
Al despertar y bajar al comedor encuentro un gran desayuno echo por mi tía, se preocupa que tenga hambre y me descontrole, y eso me hace mucha gracia porque es verdad que soy del tipo que se enfada al tener hambre.
Mi tía Aurora con su hermoso cabello largo pero recogido en un gran moño de color caramelo y unos ojos verdes como perla y los labios ni tan gruesos ni tan pequeños de un color rosado flojo me llaman para sentarme y comer.
Llegué al centro escolar, entro a la clase que me indicó la secretaría, ya que encontró todos mis documentos de traslado hechos bien, claro que eran falsos.
Al entrar el profesor me presenta.
- Todo el mundo que preste atención, ella es Hanna Keytlin. Espero que todos se lleven bien con ella, porque ha subido a segundo bachillerato con una nota muy alta.- Entonces el profe se gira hacia mi sonriendo. – Y Hanna con esta gente no se sabe lo que puede pasar, así que no te distraigas mucho, ah y elige donde quieras sentarte.
Al señalarme los lugares, yo solo podía fijarme en uno. Era al final de la clase y al lado de la ventana donde se sentaba un chico, este ni siquiera miraba hacia nosotros solo al despejado cielo, y yo solo querría saber que estaba pensado… No me di cuenta de adonde iba hasta que me encontré de pie a su lado.
- Te importa?- El se giró y al verme pude notar su sorpresa. Me reí, pero…
- Claro que me importa, ¿No hay otro sitio?- Me dijo sin expresión en su cara, como si no le importará nada ni nadie.
- Sí, pero a mi me gusta este lugar, sabes abecés me asfixio por eso me gusta estar al lado de la ventana.
- Ya, lo que tu digas.
Él se volvió a girar y yo me senté a su lado, tenía un aroma particular como cuando está lloviendo y hay un olor a limpio, ahh. Tiene también el pelo negro y corto, su piel es como un tono a crema de avellanas y sus ojos eran oscuros, tanto que pude hundirme en ellos.
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El demonio quiere a Hanna
RomanceDespués de haber sido encontrada por esos ojos oscuros y sin profundidad, supe que todo iba a cambiar. Hanna un semidemonio escapa de la casa de sus padres para poder ir a la tierra humana y ser libre de sus pesadillas, o eso era lo que creía. Pero...