El demonio quiere a Hanna

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Ciaran

Cuando Hanna se encuentra con sus amigas y se aleja de mí, noto un ligero vacío en mi interior. La verdad es que no se como hice lo de antes, estaba tan absorto en mis pensamientos que no me di cuenta cuando se levantó mi mano derecha automáticamente e inconscientemente agarro a Hanna para que no cruzará. Ella tenía razón, ¿Cómo lo he hecho? Pues no tengo respuesta y si no se que contestar prefiero callarme.

Cuando estoy en clase, me tumbó a mirar por la ventana como siempre he hecho, para poder recordar el pasado. Siempre he estado solo desde que tenía conciencia, he estado en el internado, pero cuando cumplí los 7 años una familia me adoptó, son muy simpáticos pero cuando cumplí los 16 preferí separarme de ellos y me ofrecieron esta casa de muchas, en las afueras de California, siempre me ha gustado este lugar.

Cuando intento recordar mi vida antes de ser adoptado solo tengo recuerdos a partir de los 5 años, cosa rara porque a todos los que conozco tienen pedazos pequeños de su infancia. Y yo, solo me quedo en blanco, solo puedo recordar una sonrisa y unos ojos azul marino, que no dejan de venir a mis sueños. Se que es una niña no muy grande de 5 años, pero es lo único que…
- Ciaran.- De repente aparece en mi mente la sonrisa de Hanna y me giro, pero ella solo está escribiendo un listado de nombres.
- ¿Qué haces?
- Escribiendo el nombre de todos los de clase para recordar, con solo una vez ya no los olvidaré nunca.
- ¿No puedes acordarte con solo escucharlos?
- Soy muy mala con los nombres, no los puedo recordar, ni enlazarlos con las caras.- Ella se gira riendo hacia mi. – Menos el tuyo, eres muy guapo para no recordarte.- Y con eso me saca una sonrisa.
- Tu también eres guapa.- Digo sin darme cuanta.- Pero ella se me queda mirando como si supiera que no lo hice conscientemente.- Es decir no eres fea.
Entonces se echa a reír a carcajadas, y el profesor le llama la atención.

A medida que pasan los días, no siento que quiera alejarla como los demás, e incluso me espera en el descanso asta que compro mi desayuno y los dos nos sentamos bajo el árbol. Asta han habido veces en las que está con sus amigas y no se como lo hace, pero nota como la estoy observando y se gira hacia mí preparando una de sus dulces sonrisas, o se gira con una mueca en la cara y yo me rio como un tonto.

Una tarde el profesor nos pide quedarnos para fotocopiarle el calendario de salidas que teníamos previstas la semana que viene. Y cuando todos se van y estamos a solas esperando para que nos la entregue, pero como ya estaba tardando me tumbó a descansar, a los diez minutos noto como me acaricia el pelo y susurra lo suave y oscuro que es. A eso le agarro la mano y me giro, me sorprende lo cerca que está y me acerco también a ella. Todo está en silencio, puedo escuchar como su corazón se acelera, sentir su sangre bombear y su respiración entrecortada, es como si la tuviera dentro de mi mismo y entonces mi mano inconscientemente toca su mejilla suavemente para acariciar sus labios gruesos y rosados que se abren unos milímetros. La miró y noto como sus pupilas empiezan a oscurecer y a esparcirse un color rojizo por las venas de estos, para no alterarla asta asegurarme de mis sospechas prosigo con delicadeza y la beso, por dentro me siento tan lleno y a la vez insatisfecho que lo hago con un poco más de intensidad, mi lengua entra a explorar tocando la suya y sintiendo lo suave y caliente que está, mis manos empiezan a bajar por su espalda y cuando están a la altura de la cintura la apretó contra mi asta que noto un mordisco y nos separamos sin respiración, saboreo un líquido metálico, mi sangre. Me tocó el labio inferior y Hanna me mira atónita con unos sangrientos ojos llenos de sed, y sus labios abiertos, más unos colmillos asomados me reclaman.

- Tus ojos. - Le digo por segunda vez desde que la conozco.

Pero ella se levanta con torpeza y se va corriendo, pero está vez no me doy por vencido y la sigo, cuando sale de la puerta principal del insti a unos metros de mi, desaparece como si nunca hubiera estado allí.