Hanna
Pero como he podido morderlo, y encima mi autocontrol desaparece con él.
Después de ese beso, me fui a casa con la sangre ardiente y ya no podía controlar ni mi fuerza ni mi forma humana.
- Hanna, has perdido totalmente el control, debes bajar al sótano de casa, siempre lo he tenido por sea caso. No quiero que pase nada.
Pase una semana en el sótano encerrada y sufriendo dolores en la espalda, le quemaba demasiado y su tía era quien cuidaba de ella. Venía con toallas mojadas y metidas en hielo, las enjuagaba y se las ponía por encima de su espalda.
- Parece que la piel de tu espalda esté cambiando, y se te está empezando a marcar algo que no consigo saber que es.
- Tía mía, no puedo respirar. – Digo difícilmente y con lágrimas.Después de esta infernal semana, ya podía decir que estaba mejor y volví al insti intentando olvidarlo todo, incluso me cambié de asiento lo más lejos posible de Ciaran, porque ya no sabía que pensar. Nunca me había pasado esto, nunca sentí algo por alguien ni perdí el control ni me quedé enferma una semana porque alguien me besara y mis más oscuros pensamientos estaban confirmando lo obvio.
En la hora del descanso mientras estaba con Rim y Rinna, me veo arrastrada por alguien y al girar solo puedo ver su espalda encaminando se hacia nuestro lugar bajo el árbol.
- ¡Que me sueltes!- Le digo nerviosa y soltándome de su agarre fácilmente.
- Porque no has venido.
- No me encontraba bien. – Digo cabizbajo.
- Fui a tu casa y tu tía no me dejaba verte, conozco a Aurora y nunca la vi en esa faceta, no quería ni que te llamará.
- ¿Me viniste a ver? ¿Preocupado? – mi corazón saltaba y chilla a de alegría, pero claro tengo que controlarme, después de esta semana no quería volver a pasar por lo mismo. El se pasa la mano por el pelo, mientras se lame los labios, pero que sexi.
- Pues claro que me preocupo, eres la primera chica que no deja mis neuronas en paz. – Con eso me hace reír a carcajadas.Pero entonces empieza a acercarse tan rápido a mi, que me apartó pero me chocó contra el árbol y emito un sonido con una mueca de dolor.
- ¿Estas bien?
- Si, si bien. – Le paro con la mano para que no se acerque más. Y el me mira con los ojos extrañados y llenos de preguntas.
- No me vas a decir que coño te pasa.
- Mira Ciaran, esto que está pasando entre nosotros no va llegar a nada…- Antes de acabar lo que decía, siento unos labios encima de los míos, mi corazón amenaza con salir de su lugar y lo apartó con suavidad intentando controlarme, así que no abro los ojos asta estar segura pero…
- Abre-los Hanna, abre tus ojos, quiero verte.- Y los abro.
- ¿ Qué quieres ver? – Tranquila y con confianza me acerco a su oreja y le susurro.
- Esto, se acabó.Me voy alejando y dejándolo atrás. Y me da una punzada al corazón, entonces subo con las chicas corriendo al lavabo e intento sacarme la ropa como si me quemará, las chicas me ayudan y se paralizan al ver mi espalda, yo me giro me miro al espejo, lo destrozada que esta mi espalda. La piel está toda herida por la columna vertebral, y se me traza cada hueso de esta, unas marcas intentan dibujarse sin alcanzar a verse bien tal como decía mi tía, pero cada vez estaba peor. Me vuelvo a poner la ropa con cuidado y me la o la cara intentando calmarme.
- Hemos visto lo que ha pasado entre Ciara y tu. – Dice Rinna.
- Lo ha visto todo el mundo, incluso Susana hh. - Dice Rim sonriendo.
- ¿Quién es?
- No le hagas caso es solo una chica que está loquita por Ciaran como todas las demás. – Rinna me arregla la ropa.
- ¿Loquita? Esa perra se muere por Ciaran, incluso a amenazado a muchas chicas que se acercaron a él, además que lo conoce desde hace muchos años.Rinna pone los ojos en blanco y Rim se está riendo de ella, entonces entra una pelirroja al baño.
- Hablando del rey de Roma por la puerta se asoma. – Me susurra Rim al oído acercándose.
ESTÁS LEYENDO
El demonio quiere a Hanna
RomanceDespués de haber sido encontrada por esos ojos oscuros y sin profundidad, supe que todo iba a cambiar. Hanna un semidemonio escapa de la casa de sus padres para poder ir a la tierra humana y ser libre de sus pesadillas, o eso era lo que creía. Pero...