➶ Capítulo 2 ➶

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[ Aone ]

Me quedé demasiado extrañado ante las palabras de Futakuchi, ya que jamás había escuchado semejante... ¿Empleo? ¿Servicio académico? ¿Hobbie? ¿Acaso él había hecho una metáfora con respecto a su dedicación?

Futakuchi esperó a que yo le diera una reacción positiva ante sus palabras, sin embargo, yo no tenía en claro sobre lo que acababa de escuchar. Me lo quedé viendo por un minuto más. El silencio se interrumpía por el canto de las ranas, pero no fue suficiente para romper la atmósfera que mi amigo había creado.

– ¿Y? – Futakuchi insistía a que le respondiera – ¿Acaso no me deseas hacer más preguntas? – sus manos me hacían el ademán de que prosiguiera.

Consideraba en preguntarle, aunque la reputación del equipo y la responsabilidad que debían de cargar nuestros compañeros de tercer año, me hizo reaccionar sobre acabar de una vez por todas las acciones misteriosas de Futakuchi.

 – No me importa – Futakuchi se quedó en piedra – te detendré.

– ¡Ay, por favor! ¡El amor no es un crimen!

– Está mal.

 –No lo es, porque yo sólo estoy haciendo un mundo mejor. Aone, ¿acaso no has visto la paz en esta escuela? ¿El resplandecer del amor? ¡Yo y mis flechas hacen que seamos ricos y tengamos recompensas por ello!

– ¿Flechas? – entendí a lo que me estaba enfrentando – No dejaré que le dispares a una persona. Te enviarán a la cárcel por asesinar a alguien.

Nos quedamos en silencio, hasta que Futakuchi se empezó a ahogar con su propia carcajada.

 –¡¡En serio que no puedo contigo!! – me preocupó que hasta lágrimas sacara, sus carcajadas no cesaron – ¡¡En serio que haces mejorar mi día!!

– No entiendo del porqué te ríes.

Se bajó de la banca, agarró sus pertenencias y puso la mano sobre mi hombro.

– ¿Quieres ver lo que yo hago en realidad? – iba a interrumpirle pero él prosiguió – Mañana, a las nueve en punto, visítame detrás de la escuela. No llegues tarde.

Salió del lugar.

Perseguirlo y volverle ha interrogar no podría funcionar cuando él soltaba una afirmación seria, por lo que me dio a entender que debía seguirle su juego. Si quería resolver esto, debía entender el núcleo del problema. Más rápido se acabaría este problema y el secreto sería enterrado como parte del lado oscuro de nuestro equipo de voleibol.

Llegué al lugar correspondido y ahí estaba Futakuchi, revisando una y otra vez su reloj mientras su pierna se agitaba por la desesperación. Cuando me puse a su lado, sólo logré escuchar murmullos inentendibles. Estuve a punto de preguntar sobre lo que estaba hablando, hasta que él alzó la vista hacia mí y dio un salto hacia atrás, haciendo que cayera de sentado.

– ¿¡Pero qué demonios te pasa con espantarme de esa manera, Aone!? – se levantó y continuó con su sermón – ¡Sabes muy bien que no debes de hacer ese tipo cosas conmigo! Por poco me da un infarto.

– ¿Qué hacemos aquí?

– Estamos esperando a una clienta... – volvió a revisar su reloj de mano mientras mostraba un gesto de suma molestia – si ella no llega dentro de dos minutos, nos vamos.

– Habla.

– ¿Eh? – me miró angustiado – ¿A qué te refieres?

– Sabes a lo que me refiero.

Cupido silencioso (Aone x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora