Capítulo 6._La chica a la que amé.

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En cuanto terminó de desayunar y tras contarle toda la historia a su padre se despidió y se marchó a toda prisa hacia el lugar de encuentro en busca de Aro.
Cuando llegó vio al joven paseando impaciente por el patio.Ella se escondió tras una columna y aprovechó para observar al chico. Era bastante alto, tenía una piel un poco más pálida que ella. Llevaba su pelo moreno ligeramente le vuelto y sus ojos oscuros brillaban bajo el suave sol de la tarde.Alai no pudo evitar sonrojarse, Aro era realmente guapo.
Tomo aire y salió para acercarse al chico el cual se giró para mirarla serio.
-Llegas tarde- advirtió monótono.
-Lo sé, lo siento- se paró delante del joven con aun un poco de rubor en sus mejillas a lo cual Aro no le dio importancia.-Bueno ¿empezamos?
-Sigueme -mientras caminábamos hacia el campo de entrenamiento le iba explicando con total seriedad- El fuego es el elemento del poder.Los maestros-fuego tienen una gran fuerza de voluntad y muy a menudo se utiliza la ira como una gran fuente de poder. Aunque un maestro fuego sereno también es capaz de demostrar un poder formidable.- aclaraba mientras caminaba frente a ella.
-Todo eso ya lo sé, y lo de el Sozin y los eclipses. Todo eso me lo han repetido mil veces desde que nací. Creí que íbamos a entrenar.-replicó con voz cansada Alai.
Aro se giró para mirarla con el ceño fruncido y continuo con la lección:
-Para usar el fuego-control se usa el calor interno del cuerpo cuya base es el estómago desde donde se canaliza el Chi para realizar los ataques.
La joven maestra bufó molesta y camino detrás de su joven maestro escuchando sus aburridas lecciones.
Al cabo de un rato llegaron al campo de entrenamiento.
-Muy bien, querías entrenar. Muestrame lo que tienes. -dijo señalando unos muñecos situados al fondo de la pista.-Tienes que derribarlos desde aquí -le indicó señalando una línea en el suelo a varios metros de los tres muñecos.
Alai asintió y se colocó sobre la línea, respiro profundo y prendió su mano en llamas. Lanzó tres bolas de fuego contra los muñecos pero no consiguió más que chamuscarlos superficialmente. Volvió a coger aire y lanzó el mismo ataque poro con más agresividad, pero tampoco consiguió derrotarlos.
-¿Esto es todo lo que tienes "Avatar"? -se burló Aro.
Alai le dirigió una mirada furiosa y comenzó a lanzar llamaradas contra los muñecos. El fuego borraba de sus manos y pies y era lanzado contra el objetivo por medio de puñetazos y patadas.
La maestra estaba comenzando a frustrarse y enfadarse y Aro se percató.
-Utiliza la ira que estas sintiendo,usala para canalizar tu poder.-le aconsejo cruzandome de brazos.
"Será arrogante" -pensó Alai y eso la enfureció aun más se colocó en posición y lanzó una patada catapultado las llamas derribando los tres muñecos de un sólo golpe.
Relajo la postura y jadeo agotada ,Aro se le acerco:
-Mediocre, falta de tecnica-comentó con seriedad.
Alai levantó la mirada enfadada.
-¡Tal vez si fueras un poco más amable y menos borde!- le reprendió.
-No tengo por que, soy tu maestro no tu amigo.
-¡¡¿Por que no puedes ser ambas?!! -grito enfadada.
-¡Eso no es de tu incumbencia!-gritó de vuelta Aro.
Alai soltó un gruñidos y se alejo con paso firme.
-¡El entrenamiento no ha terminado! -grito nuevamente el maestro.
-¡Si que lo ha hecho! -le contestó la chica a voces sin dejar de andar lejos de allí.
Se encaminó hacia los establos donde sabía que encontraría a Pang y entró buscando a su peluda amiga.
La acariciaba aun algo molesta.
-¿Quien se ha creído que es? No tiene derecho a hablarme así. Sólo es un engreído, un guaperas creído y con el ego inflado. -se quejó.
Pang la miro con las orejas caídas y algo confusa.
-Lo siento amiga, no es culpa tuya- dijo abrazando a la hurona- Vayamos a dar un paseo
Montó sobre el animal y se fueron juntas a pasear por los alrededores.
Con el paseo Alai consiguió relajarse y así disfruto del paisaje que había a su alrededor. Caminaban por un sendero entre árboles ,de vez en cuando veían algún lemur volador entre los árboles.Hacia un tiempo muy bueno y resultó ser un paseo muy agradable.
-Esta anocheciendo, deberíamos volver- dijo Alai mientras contemplaba al sol ocultarse tras los edificios de la ciudad.
Cuando llegaron al templo ya era de noche y tras dejar a Pang en su establo se dirigió a su habitación, no tenía ganas de cenar.
Cuando dobló la esquina del pasillo que la llevaría a su habitación se encontró con Aro esperandola en la puerta. Cuando este se percató de su presencia escondió su mano izquierda tras la espalda y la miro con una sonrisa nerviosa a lo que ella respondió con una mueca.
-¿Que haces aqui?-le dijo cortante.
-Quería disculparme contigo, no he sido justo y me he pasado de duro. Lo siento- miro al suelo y sacó un pequeño ramillete de las flores que crecían alrededor del templo-Son para ti.
Alai aceptó las flores algo sonrojada.
-Gr...gracias- agitó la cabeza volviendo a la realidad-Pero sigue sin justificar tu comportamiento ¿Por que eres así conmigo? Cuando éramos niños éramos amigos incluso se suponía que debíamos casarnos. Pero te comportas como un cascarrabias,no se que pensar...
-Dejame que te explique, por favor. -le suplico el chico.
En ese momento un grupo de jóvenes maestros pasaron por el pasillo charlando y se les quedaron mirando, luego se marcharon cuchicheando entre ellos.
-Pasa,aquí no tenemos intimidad- invito Alai a pasar a su habitación.
Ambos entraron y cerró la puerta tras ellos, la chica se sentó sobre la cama mirando curiosa al chico.
-Te escucho- le invito a hablar.
-Bueno...¿Como se supone que debía reaccionar? Derrepente la chica de la que estaba enamorado de niño reaparece. No sabía como actuar...Cuando éramos niños era muy fácil,éramos amigos y pasábamos todo el día juntos. Pero han pasado 12 años desde eso y ni siquiera te acordabas de mi...
Un segundo ¿Había oído mal? Había dicho que estaba enamorado de ella. Bueno o al menos que lo estuvo. Alai miro al suelo intentando tapar su rubor.
-Pero te voy a compensar, mañana por la noche. Una cena, tu y yo, solos. ¿Que me dices? -le propuso.
-Esta bien -contestó ella algo timida.
-Genial, es una cita. Nos vemos mañana.-y dicho esto salió por la puerta dejándola con la palabra en la boca.
¿¡Una cita!? No podía ser, no sabía como debía actuar en una cita, nisiquiera tenía ropa apropiada. Necesitaba a Sui.

Decidme que Aro no es mismísimo, os reto. No podéis, es pura ternura.
Aquí os dejo otro pedacito de la nueva vida de nuestra Alai.
-¿Como creéis que irá la cita con Aro?
-¿Como la ayudará Sui?
-¿Ahora que le ha pedido salir los entrenamientos serán más suaves?
-¿No sería divertido que la cena fuese un absoluto desastre?
Ahí os dejo las preguntitas.
También os informó que este fin de semana haré un viaje bastante largo así que me pondré a escribir durante el trayecto por lo que seguramente haga un maratón.
Eso es todo por hoy.
Un beso.
*María.

Avatar : La leyenda de AlaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora