51

420 46 41
                                    

Me dejo caer en las gradas y Ava rápidamente comienza a masajear mis hombros, lo que me mantiene un poco tranquilo, y prácticamente eso es lo único que me ha tenido sereno durante la última semana

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me dejo caer en las gradas y Ava rápidamente comienza a masajear mis hombros, lo que me mantiene un poco tranquilo, y prácticamente eso es lo único que me ha tenido sereno durante la última semana.

—Necesito ir al baño —me dice mi amiga en tono suave —Nos vemos en un rato —me da un beso en la mejilla.

Ava se pone de pie y el silencio se torna una vez más, porque los chicos no se atreven a abrir la boca. Estos días han actuado así, se quedan sin abrir la boca por un minuto, mientras se dan miradas disimuladas para saber quién hablará primero. Hoy le corresponde a Alan, ya que parece que han ido tomando turnos.

—¿Aún no quieres hablar? —pregunta en rubio.

—Aún no quiero hablar —le respondo.

—No es bueno que estés así —Alan habla una vez más.

—Es tu vida, pero nos preocupas —murmura Clemente a mi otro lado.

—No me apetece hablar —murmuro. 

—Llevas una semana así —Alan apoya su mano en mi espalda—Sabes que nos preocupamos por ti.

—Lo sé —respondo en voz baja —Pero no estoy de ánimos. 

—Cuando quieras hablar, estaremos dispuesto a escucharte —dice Clemente —Y seremos tu hombro por si quieres llorar —le doy una mala mirada —Sólo decía —dice soltando una sonrisita inocente.

—Arruinas los momentos hasta cuando quieres ser un buen amigo —le dice Alan a Clemente volteando los ojos.

—Lo siento, señor perfecto —se queja el de cabello oscuro —Mejor cierra la boca, rubio oxigenado. Bruno no quiere hablar.

Esos dos son todo un caso y a pesar de que la sonrisa no logra salir completamente de mis labios, escuchar al parcito actuar como unos niños me hace sentir un poco mejor.

Es increíble como la persona que arruinó los días de mi madre hace unos años atrás, ahora esté arruinando mis días solo por maldad. Por un momento creí que Danna había cambiado, ya que parecía estar dispuesta a ayudar a Emma de vez en cuando, pero al parecer solo lo hacía porque no estaba enterada que la chica tenía algo conmigo. Además, no sé cómo lo hizo, pero se consiguió mi número para enviarme una nueva advertencia.

═══════ ~ ◈ ~ ═══════

Me despido de mis amigos, intentando no ser tan hosco, ya que ellos no me han hecho nada como para reflejar mi mal humor en ellos.

Me subo a mi auto y conduzco de manera lenta a casa, ya que al menos puedo mirar la ciudad y despejar un poco mi mente, porque en cuanto llegue a casa estaré solo, lo que inconscientemente me obligará a pensar o escribir, y escribir es mucho peor, debido a que queda evidencia de cómo me siento en realidad.

Las Notas De Bruno #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora