⃗. ┊ೃ CAPÍTULO O. ── a wizard world fanfiction :: ▒░▓█caminé por la puerta contigo.
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Soy solamente yo cuando estoy contigo . . .
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█▓▒░░▒▓█▓▒░░▒▓█ EL CORAZÓN ES UN MONSTRUO.
Tengo cero duda de ello. Mi hipótesis empieza en que por eso estaba encerrado detrás de nuestras costillas, en una jaula a su medida y tratando de salvarnos de su instinto traicionero.
Caminando por los pasillos de vuelta a mi habitación, sigo pensando en formas de profundizar en mi teoría. Si llevase mi hipótesis acabo, elegiría a Aurore, en especial luego de lo que me dijo. Estaba tan enojada que juraba sus orejas echarían humo en cualquier momento.
Me preguntaba cómo podía decir que amaba a alguien luciendo tan afectada por su persona.
Metí mis manos en los bolsillos de mi cardigan azul ────── muy azul, estilo Boticelli y muy llamativo, según mis amigos ────── con dibujos de flores doradas ────── y es mi favorito ────── pensando en si podría llegar a sentir tanto por alguien como lo hacían Sirius y Aurore, algo tan intenso donde no te importan los daños colaterales, ni los tuyos ni los que puede causar a tú al rededor. En especial, siento que sería muy hipócrita teniendo en cuenta mi hipótesis tan en contra, y muy traicionero contra mi mente, aunque después de todo, el corazón y la mente siempre estaban en guerra.
Sin embargo, y aunque jamás se lo dijera al corazón bondadoso de mi mejor amiga, creo que sólo una persona puede sentir tanto mientras la otra persona sólo es el hilo que alarga las cosas, pienso mucho en eso mientras veo a Aurora llorar por Sirius y a él paseándose de la mano con Marietta pero mirando de soslayo a mi mejor amiga, como si se asegurara que estuviera ahí después de todo.
Aunque nunca he escuchado el lado del merodeador y es muy prejuicios de mi parte sacar juicios sin pruebas, pues todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario.
El viento sopla sobre mi cabello mientras seguía mi ruta aislada de los transeúntes normales, estoy en uno de los balcones diagonales el castillo donde el viento sopla con aún más fuerza y vuelve mi cabello un lío de marañas, pero no me importa, me gustan mi melena salvaje.
Tanto así, que me detengo y me voy directamente a las rejillas, tomando el camino aún más largo hasta mi habitación y dejándome llevar por el puente amaderado, lo cual sé que fue un error cuando descubro quien ya se me había adelantado.
Oculté el sudor instantes en mis manos, cuadré mis hombros y entrecerré los ojos a la gran figura que reposaba a lo largo del puente. La forma en la que el aire daba contra su pelo debería ser un crimen, ────── todo un crimen para mi, yo solo conseguía encrespar mi melena mientras el lucía como Aslan contra el viento ────── estaba de pie mirando el paisaje con las manos en sus bolsillos, más bien juzgando, como un Rey observando su reinado. La seguridad en todo su perfil hacían como si estuviese seguro que nadie iría contra el, exigiendo la atención de todos y el pánico se apoderó de mí cuando supe que no iba a ser la que rompiera la rueda.
