diez

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— Siento que de alguna forma llegué a conocerlos. — Dijo mientras volvía a poner el dije en su lugar. — Quizás ellos me odiarían si supieran que por mi culpa estás dejando todo. 

— No te odiarían, nadie te odia por esto. — Negó con su cabeza. — Viéndolo de manera realista, era algo que podía pasar, nos conocimos a los veintiuno, teníamos mucho camino por delante, y aún lo tenemos, sólo que no es estando juntos. — Dijo tratando de resistirse ante la mirada triste del menor. 

Debía mantenerse fuerte. 

— Junjunnie...

— Quiero terminar con esto, por favor, Jaem, es todo lo que te pido ahora. — Dijo sorbiendo su nariz, apartando finalmente su mirada. 

Jaemin suspiró, dándose un momento antes de continuar. 

— Esto... Fue en nuestros trescientos días. — Dijo sacando una tira de fotografías. — También tuvimos una de las discusiones más fuertes en esos días. 

Renjun miró la fotografía con sus ojos nublados, teniendo dificultad en poder ver con claridad la imagen, pero en realidad no hacía falta, llevaba semanas viendo todo lo que ahora le estaba mostrando a Jaemin, había dedicado horas en recordar una y otra vez cada momento de esa caja, siempre acabando con lágrimas en sus ojos. 

Jamás creyó que él sería del tipo de personas que soportara que su propia relación le hiciera daño, siempre creyó que sería lo suficientemente listo para salir de ahí cuando viera que ya no funcionaba; pero entonces entendió que no se trataba de ser listo o no. 

Él estaba enamorado, por más que tratara de alejar esos sentimientos, su corazón dolía con cada recuerdo, y pretendía sanarlos con aquella despedida, pero seguía doliendo en cada parte de su cuerpo. 

Recordaba ese aniversario como el mejor que había tenido nunca, y no es que hubiera sido algo extraordinario, pero había sido algo que habían planeado por semanas, e incluso tal vez meses. 

Poco después del cumpleaños número veintidós de Renjun, ambos empezaron a idear una escapada de fin de semana a la famosa ciudad de Busan. 

Ninguno de los dos conocía demasiado la ciudad, incluso Jaemin, quien había pasado algunos de sus años de la infancia ahí, después de mudarse a Seúl, no había ido más que un par de veces cuando sus abuelos aún vivían, y Renjun a penas si había ido a pasar el día con sus padres cuando todavía era un pre adolescente. 

Estaban emocionados, habían planeado todo tipo de paradas turísticas y románticas, no podían esperar a que los días pasaran y poder disfrutar de ese tiempo sólo para ellos, ya que desde que Renjun había vuelto a la universidad, verse había sido más difícil de lo que habían pensado, Jaemin también estaba muy ocupado preparando su tesis de la universidad, así que dormir era casi lo único que hacían cuando estaban juntos.

El viaje empezó el día viernes por la tarde, como primera parada, Jaemin fue a buscar a Renjun a la universidad para irse de inmediato a la estación de trenes, en donde tomaron el tren que los dejaría en Busan en un tiempo de tres horas. 

Te imaginas, ahora es cuando la gente empieza a correr por los pasillos, pero no dicen nada entonces nosotros nos quedamos aquí sin entender nada hasta que aparecen los zombies, y tú me tomas de la mano para irnos corriendo también, pero yo me tropiezo y caemos, así que te pones a pelear con los zombies. — Renjun señalaba el pasillo, explicando todo con sus manos, haciendo reír a su novio. 

¿Por qué yo peleo? 

Porque tienes más fuerza, obviamente. — Rodó sus ojos. — Entonces yo corro hacia la puerta, te llamo para que corras hacia mi, y cierro la puerta justo antes de que lleguen los zombies. 

the end; renminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora