cuatro

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Jaemin se quedó en silencio varios segundos, mirando algo estupefacto la  sonrisa tranquila del mayor.

Claro que sabía que hacia allá iba todo eso, sin embargo, no creyó que sería de aquella manera.

— Terminando conmigo. — Repitió, viendo contrario asentir. — Pero... Es decir... Sí, entiendo... Sólo que... ¿De esta forma?

— No pude hacer que volvieras a mirarme como hacías antes, al menos déjame hacer esto así. — Pidió sin borrar su suave sonrisa.

Volvió su vista hacia las cosas que yacían en el césped, tomando esos pequeños trozos de cartón que a vista de cualquiera, no eran más que basura.

— Es increíble cómo hasta un simple pedazo de cartón pueden significar algo tan...  teóricamente importante. — Dijo sin dejar de mirar aquel porta vasos con ese caracteristico dibujo color verde. 

— Aunque no logro comprenderlo del todo, es decir, creo que puedo identificar todas estas cosas, pero este... no lo sé. — Dijo confundido.

— ¿Recuerdas dónde me llevaste en nuestra primera cita?

— Oh... 

Sí, había sido un poco fail aquella primera cita. 

Viéndolo como un simple recuerdo, resultaba algo cómico, a decir verdad, pero en ese entonces no lo había sido tanto. 

Renjun estaba emocionado, eso no lo iba a negar, llevaba más de una semana hablando con ese lindo pelirrosa que amablemente lo había acompañado a casa luego de coquetearle tan descaradamente en la casa de su amigo. 

No le había sorprendido que el menor fuera igual de descarado a través de mensajes, llegando incluso a ponerlo nervioso muchas veces, pero la mayoría del tiempo era divertido hablar con él. Jaemin le contaba sus ridículas historias en la universidad junto a su amigo Jisung, y algunos otro que Renjun se sentía incomodo de mencionar al no conocerlos.

Así que, el día de la famosa cita, Renjun se levantó un poco más temprano de lo usual, había usado su mejor perfume, y su mejor ropa que se viera casual, incluso atreviéndose a usar uno de sus pendientes falsos en sus orejas, además de un suave maquillaje en sus ojos y en sus labios. 

Vamos, que se había vestido lo más atractivo posible para recibir cumplidos de Jaemin. 

Pero Renjun también era descarado, a pesar de tomarse cerca de hora y media en arreglarse, él seguía diciendo que no era para tanto, no iba a ilusionarse e ir en serio con ese chico, después de todo, él se iría a China muy pronto. 

Aunque eso Jaemin no tenía que saberlo. 

Cuando ambos se encontraron en el centro de Seúl, Jaemin había soltado todo tipo de halagos hacia el mayor, haciendo sonrojar al mayor, diciendo que no era para tanto e intentando desvíar el tema de la conversación preguntando dónde irían. 

Jaemin, creyendo que ir a una cafetería era uno de los sitios más tranquilos que existían para tener una cita y poder conversar, fue con el paso firme hacia ese Starbucks que visitaba frecuentemente, pero todo pareció que se iría al retrete al ver al mayor incomodo frente al lugar. 

No me gusta realmente el café. — Había dicho después de que Jaemin le preguntara si estaba todo bien. 

Y bien, como un amante de la cafeína, Jaemin se sintió un poco decepcionado, ¿Cómo podía no gustarle el café? Era lo más delicioso que podría existir, Renjun no sabía lo que se perdía.

Aunque eso no iba a detenerlo, sólo era un pequeño tope en sus planes, podrían hacer otras cosas que no llevaran café de por medio. 

Él iba a tener esa cita con Renjun como diera lugar. 

the end; renminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora