002.

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Antes de comenzar el capítulo, Lean esta advertencia:


🚨⚠ Este capítulo tiene contenido +18, está redactado de forma explícita, si eres muy sensible con estos temas, te recomiendo no leerlo. Cualquier problema que ocurra no me hago responsable.

Ahora sí, podemos comenzar, espero que lo disfrutes

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*— Hazlo.- acepto con una sonrisa.*

y Jungkook no perdió el tiempo.

Tomó su boca posesivamente como si ella fuera el mismo aire, aunque él así lo sentía.


El cuerpo de Rosé cayó al suelo delicadamente sobre su capa roja, Jungkook no dejaría que se lastimara. Se coloco sobre ella evitando caer sobre su delicado cuerpo, su aroma era más fuerte, más deseable.

— Tu aroma... ¿estas...?

— No lo digas.- respondió avergonzada ganándose una sonrisa por parte de Jungkook, eso hacía más fácil marcarla, su vinculo sería más fuerte.

Dejó que su aroma lo embriagara llegando hasta el fondo de sus pulmones, despertando cada parte de sus sentidos.
Se inclinó lentamente hacia la curvatura de su cuello y beso su delicada piel. Ese íntimo contacto envió un escalofrió por su espalda, nunca había sentido algo parecido.+

Jungkook acarició su cuello con la punta de la lengua hasta subir por su barbilla para detenerse en sus labios. Aunque todo su cuerpo la necesitaba, no haría algo que Rosé no quisiera.

— Si quieres que me detenga, dilo ahora.

¿Detenerse?

Rosé no quería eso, las sensaciones eran nuevas y bastante agradables, ese hormigueo recorriendo cada rincón de su cuerpo solo rogaba por las caricias de Jungkook. No había nadie más, solo él, se entregaría a él.

Rosé sería de él y Jungkook de ella.

Solo eso importaba.+

— No te detengas.- susurró pero fue suficiente para que esa necesitaba aprobación llegará a sus oídos.

La beso nuevamente moviendo suavemente sus labios contra los de ella. Dulces, exquisitos, perfectos.

Acarició con la punta de sus dedos sus finas piernas alzando lentamente su vestido. Jungkook besó cada uno de sus muslos haciendo que la rubia soltará varios gemidos, música para sus oídos.

Dejo un trazo de besos húmedos por sus piernas acercando su rostro cada vez más hacia esa sensible parte de su cuerpo.

Rosé se sentía avergonzada, no tenía idea de que hacer o cómo comportarse, era su primera vez y Jungkook lo sabía, por eso debía tratarla como la flor más delicada y hermosa, debía demostrar lo que sentía por ella en cada beso, cada caricia, eso era parte del ritual.

Su corazón latía emocionado, el saber que sería el primero, el último y el único en la vida de Rosé hacían su pecho explotar en felicidad. La tendría para toda la vida, después de eso sería su pareja.

Él ya estaba desnudo así que la mitad del trabajo ya estaba terminado, solo tenía que desnudar a Rosé y disfrutaría cada momento de aquello.
Sus instintos fueron mayores que su razón, la rubia lo estaba volviendo loco.

Una feroz condenación |RoseKook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora