009. Conversación pendiente

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Ya a pocos metros de lo que definiría el inicio o fin de la relación con la que Hero fantaseaba desde que se separó de su esposa años atrás

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Ya a pocos metros de lo que definiría el inicio o fin de la relación con la que Hero fantaseaba desde que se separó de su esposa años atrás. A pesar de que al volver a ver a Lybea, esa no fue su primera intensión, ahora que era una realidad no quería dejarlo ir. Nunca se consideró un mujeriego o nada por el estilo, las dos únicas relaciones serias que había tenido fueron Lybea y su exesposa. Detuvo su andar y tomó a la muchacha por el brazo, con cuidado de no ser muy brusco y esta le hizo caso.

—Lybi, podemos hablar antes de hacer esto —pidió con ternura—. Creo que ya es momento.

—Tienes razón —respondió ella con lástima en los ojos verdes. Miró hacia donde estaba Perla, que también se detuvo ante su abrupta pausa—. ¿Hay algún sitio aquí en dónde podamos hablar en privado?

—Sí, por supuesto —dijo y les señaló con la mano un camino—. Al final de ese pasillo, a la derecha hay un cuarto de interrogatorio, avísenme apenas estén listos.

Asintieron en silencio y de la mano se apresuraron a entrar en la habitación.

Lybea no quería imaginarse lo que vendría, no se sentía lista para soltarlo aún. Aunque no era clara la intensión que ambos tenían al empezar con todo ese juego nuevamente, quería continuar con ello. Su yo de dieciocho años la golpearía, le costó tanto olvidarlo, sin duda no vio venir una reconciliación tan rápida. ¿Debía sentirse ridícula por actuar de ese modo?

Ahí estaban, a punto de debatir si iba para más o solo era algo muy corto que sirvió para recordar el pasado. Su cabeza estaba entre dos mundos, uno en el que se mantenía con Hero y vivía en una sociedad guiada por la justicia, o el otro, en el que las personas morían por hacer lo que ellas querían de su vida, pero en el que vivía toda su familia y amigos. Lamentablemente, para ella, su familia siempre estaría antes que cualquier chico y toda la justicia del mundo.

Nadie hablaba, no era una conversación fácil de iniciar, pero necesaria. La verdad era que eso debió darse esa mañana antes de salir a la Central. El momento se habría dado esa misma tarde o dentro de semanas, pero nada en el mundo podría haber evitado que sucediera.

Por distintas razones, el recuerdo de su separación atacó sus mentes. El ambiente se asemejaba mucho al de esa tarde en la que ella entró en el dormitorio de Hero y, salió con el corazón roto y miles de dudas. La misma tarde que dejó el brazalete que ahora llevaba en su muñeca de nuevo.

—Lybi, no podemos quedarnos en silencio todo el tiempo —irrumpió el gigante mientras se sentaba en el borde de la mesa en medio de la habitación—. No es algo que podamos aplazar más.

—Lo sé —contestó ella—. Solo pienso qué decir.

Lybea no era capaz de evitar ponerse a la defensiva con ese tema. Le venía a la memoria todo lo que le tomó superarlo. Durante un largo tiempo, después de la graduación del mayor, ella esperó paciente a que él volviera arrepentido a decirle que su vida no tenía sentido sin ella, como pasaba en las novelas románticas, y al final si sucedió, pero con muchos años de tardanza, cuando ella ya estaba acostumbrada a vivir sin su presencia.

El rescate de Aroon | #PGP2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora