1919 y el drama intrínseco de una pasión en Inglaterra conmocionó todo Londres. La escasez y la falta de mano de obra eran los mayores problemas de las ciudades que, luego de formar parte del alistamiento forzoso de 1916, terminaron casi sin hombres que llevasen a cabo tareas cotidianas.
Millones de hombres y mujeres desaparecieron, aunque recordados por sus seres queridos, estos ya no estaban más. Millones de mujeres perdieron a sus padres, hijos, esposos, hermanos, amigos; sólo quedaba tristeza para muchos. La historia se desarrolló de manera diferente para Ben Henderson que, por ser mecánico, vivió el primer gran conflicto bélico de forma distinta.
Décadas de su vida transcurrieron en Liverpool, esta ciudad un poco gris, como siempre ha sido Inglaterra en general. Él, su taller mecánico y su hijo tuvieron una participación directamente distante con la guerra durante esos 4 años. Culminado todo el desastre que el enfrentamiento había significado, cualquiera pensaría en replantearse su vida y no perder tiempo con sus seres queridos, acá... se vivió algo parecido.
Un hombre a los 50 años con su alma llena sólo a medias por la muerte de su esposa, estaba dedicado totalmente a hijo y a su trabajo, a veces, incluso siendo jóvenes pensamos que ya no habrán oportunidades para el amor y, Ben estaba seguro de que su tren se había ido junto con su amada.
Al final siempre toca continuar, no importa que tan destrozado estés, toca seguir adelante y superar las adversidades. De Ben siempre se pudo decir que era un hombre fuerte, trabajador y, además, cotizado por las mujeres. Aunque, luego de la guerra tampoco es que había demasiado de donde elegir. Pero este hombre alto, de cabello blanco, cuerpo atlético y, con esta vibra familiar, no era un mal partido.
Como todos, echó, en algún momento, un sueño al olvido. Luego de años intentando, sin éxito, consagrar una carrera en el mundo del teatro, le tocó resignarse a trabajar en el taller mecánico de su padre. Hay demasiado arte y talento en el corazón de algunas personas, es una lástima que no todos tengan esa pizca de suerte para lograr sus metas. Viendo el vaso medio lleno, ese toque artístico y pasional, normalmente tiene un uso práctico en la vida cotidiana.
Existen momentos de felicidad que son altamente significativos para algunas personas, en el caso de Ben, fue el nacimiento de Andrew lo que llenó su vida de alegría y, por un momento, le hizo olvidar todo el sufrimiento que, de manera intrínseca, tiene la vida. Para su suerte, esta felicidad se vió totalmente opacada a los pocos días por la muerte de su esposa.
Los años, para ese golpeado corazón, pasaron, a pesar de todo, con momentos de felicidad gracias a ese dulce niño que sonreía y crecía trayendo consigo luz a la vida de su padre. Ya con 12 años, Ben y Andrew trabajaban juntos en el taller y la vida continuaba, aunque claro, a veces ciertas situaciones te toman por sorpresa y, así pasó. Dentro de la mente de ese hombre hay un conflicto muchísimo mas grande que la guerra misma, hay una pregunta que de vez en cuando no lo dejaba dormir, hay una ausencia que lo atormentaba y, es que claro, para cualquiera no es fácil encontrar a ese alguien especial que no sólo sea ese amor que perdiste, sino que también sea la madre que tu hijo no ha tenido.Una tarde, faltando un par de horas para cerrar el taller, llegó esta mujer.
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Un año de mi vida
RomansaInglaterra, 1919. Un hombre viudo que no fue a la guerra encuentra el amor, un amor que no duró. Tiempo pasó y el movimiento socialista lo sedujo, estando dentro conoció a quien sería el amor de su vida.