Capítulo 1.

664 91 51
                                    

Lo primero que hizo al despertar fue meter una mano debajo de su almohada hasta encontrar su teléfono celular. Lo encendió, revisó todas las notificaciones que había recibido mientras dormía y suspiró antes de dejar caer sin cuidado alguno el aparato sobre su colchón.

¿Quién rayos había inventado esa tontería de que el universo te da lo que más quieres si lo deseas mucho? Hyun Jin estaba harto de pedirle al cielo y a todas las estrellas que le dieran una oportunidad para vivir una historia de amor junto al chico del que llevaba enamorado dos años, pero ni siquiera recibía un mensaje de su parte o alguna señal como un "Me gusta" en sus publicaciones de Instagram. Le era fácil desanimarse, aunque tampoco quería darse por vencido.

Al menos su ánimo no podía caer por completo durante diciembre, pues la época navideña siempre lograba emocionarlo, ¡desde que era un bebé! Esperar ansiosamente la noche del vigésimo cuarto día del mes dibujaba una sonrisa en su rostro y nadie podía cambiar eso.

Con mucho gusto y cantando villancicos sin parar, el pelinegro salió de su habitación sin cambiar su pijama por ropa casual y ayudó a sus padres a decorar la sala con el enorme árbol navideño, algunas luces, botas hechas de tela, bastones de caramelo y guirnaldas. El lugar quedó precioso.

—Hyun Jin, tu mamá y yo saldremos a hacer algunas compras —avisó el señor Hwang—. ¿Se te ofrece algo?

—No. Gracias, papá —le dedicó una sonrisa al mayor y avanzó hacia la cocina para tomar un paquete de galletas—. Estaré en mi habitación, quiero empezar a hacer algunas tarjetas de Navidad para mis amigos.

—Está bien.

El señor Hwang salió junto con su esposa después de algunos minutos, dejando solo en la casa a su único hijo. A pesar de que estaba muy cómodo en su pijama, finalmente sacó de su armario unos jeans oscuros y una camiseta verde. Se cambió y cepilló su cabello, notando que en algunas partes aún era posible sentir cierta humedad, pues la noche anterior se había duchado un poco más tarde de lo que acostumbraba, mas agradecía no sentirse resfriado y sólo se recordó que debía secarse mejor el cabello antes de acostarse.

Abrió el paquete de galletas que había conseguido en la cocina y se sentó a trabajar en las tarjetas que quería hacer. Cuando pensó en cómo decorar una para el chico al cual sin problemas podía señalar como el dueño de su corazón, soltó un suspiro y sonrió inevitablemente. No entendía por qué no pasaba nada entre ellos por más que lo deseaba.

Nunca imaginó que su respuesta llegaría a través de un simpático ser de sólo quince centímetros de estatura que parecía un cachorrito.

—Por fin llegué... ¡Oye!

—¿Eh? —Volteó hacia atrás, pero no vio a nadie.

Si era el único en la casa, entonces no tenía sentido que alguien estuviera hablándole, ¡era imposible! Pero el pelinegro estaba seguro de haber escuchado una vocecita en la cercanía y se negaba a creer que estaba volviéndose loco.

—¡Por aquí!

Hyun Jin escuchó con claridad cómo alguien intentaba llamar su atención una vez más. Volteó hacia donde estaba su cama, abrió sus ojos tanto como pudo y gritó, señalando a lo que se veía como un pequeño perro café antropomórfico con un adorable tono rosado en sus mejillas.

—¡¿Qué o quién rayos eres?!

—No te asustes, Hyun Jin. ¡Estoy aquí para ayudarte!

—¡Y además sabes mi nombre! ¡¿Qué está pasando?! —Volvió a gritar—. ¿Estoy dormido? ¿Esto es un sueño? No puedo estar volviéndome loco, no, no, no...

Los guardianes de deseos [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora