Capítulo 2.

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Seung Min se fue a su habitación después de lavar los platos que había ensuciado y finalmente sacó al pequeño hurón de su bolsillo, dejándolo encima de la mesita que tenía junto a su cama.

—Perdóname. No quería que mi mamá te viera y se asustara.

—No te preocupes. ¡El interior de tu bolsillo es muy, muy cómodo! Incluso pensé en hacerme un ovillo y dormir una siesta ahí —le sonrió y luego miró a su alrededor—. ¡Oh! ¡Tu habitación es muy bonita y ordenada! ¡Y tienes una vista genial desde tu ventana!

El castaño terminó por sonreír también. El guardián de los deseos que estaba ahí para ayudarlo era un tanto adorable, no podía negarlo.

—¿Ahora sí podrías explicarme cómo es que me cumplirás un deseo?

—Oh, no, creo que te confundiste. No puedo hacer magia o algo así, Seung Min —dijo con cierta pena—. Te ayudaré a que un deseo se haga realidad, eso es diferente.

—Bueno, ¿cómo me ayudarás? —Preguntó con curiosidad.

—¡Haré que Hwang Hyun Jin y tú pasen más tiempo juntos! —Contestó decidido—. En algún momento tendrás que decirle lo que sientes por él.

Las mejillas de Seung Min se pusieron rojas al instante. Sus conversaciones frente a frente con Hyun Jin eran agradables, pero nunca se dirigían hacia la posibilidad de tener una cita y, fuera de la escuela, él ni siquiera era capaz de interactuar con el pelinegro a través de sus redes sociales. ¿El hurón blanco en verdad podía ayudarlo a cambiar eso?

—¿Funcionará lo que sea que vayas a hacer?

—¡Sí! —Aplaudió un par de veces mientras daba unos cuantos saltitos con mucha emoción—. Y bueno, si me equivoco y fallo, entonces intentaré con algo diferente hasta tener éxito —aseguró—. ¡No me rendiré! ¡Jamás hay que rendirse!

—Sí que estás lleno de energía... —Rio bajito—. ¿Puedes recordarme cómo te llamas, por favor?

—Jiniret —respondió el hurón, saltando al hombro del castaño para pegar su mejilla contra la ajena cariñosamente—. ¿Amigos?

—Amigos —aceptó Seung Min, sonriendo de lado—. Confiaré en ti.

Hyun Jin prestaba atención y tomaba notas, pero terminaba por demostrar cierta inseguridad al juguetear un poco con el bolígrafo que estaba usando. Era interesante escuchar las ideas que PuppyM tenía para que su querido Seung Min y él fueran más cercanos, pero el miedo a que ninguna de ellas funcionara seguía presente, aún debía pensar en la manera de solucionar eso.

El guardián de deseos se veía tan tranquilo como cuando había llegado. Estaba sentado cómodamente en el escritorio del pelinegro, comiéndose algunas de las galletas que el chico bajo su cuidado había traído y compartiendo todo lo que se le ocurría para ayudar.

—Oye, te vas a acabar todas las galletas, déjame al menos una —pidió Hyun Jin al darse cuenta de que el paquete ya estaba casi vacío—. Las traje para mí, ¿lo sabías?

—Pero saben tan bien —rio de forma simpática—. Es lo menos que me debes a cambio de mi ayuda —bromeó.

—Ahora que te veo mejor y sin sentir ganas de gritar... ¡Eres realmente tierno! —Exclamó el pelinegro antes de alzar un poco a PuppyM con sus dos manos—. Tus orejas son adorables y tus patitas son tan blancas.

—Y ahora que yo te veo mejor... ¡Bajo tu ojo tienes un lunar muy parecido al de Jiniret!

—¿Hm? ¿Quién es Jiniret?

—¡Es mi mejor amigo en todo el mundo! —Exclamó PuppyM, mostrando un nuevo e intenso brillo en su mirada—. ¡No! ¡En todo el universo! —Aclaró con una gran sonrisa mientras su colita comenzaba a moverse de un lado a otro con efusividad.

Pasó el resto de la tarde hablando con PuppyM, aprendiendo acerca de sus gustos y apreciando mejor su personalidad. Sentía que tenía un nuevo amigo y eso le regalaba el presentimiento de que el futuro sería maravilloso. Sólo tenía que esforzarse, depositar su confianza en el guardián que lo acompañaría, ser un poco más valiente, acercarse más al chico que amaba y dejar de esperar que las cosas sucedieran por arte de magia.

Aceptar que cerrar los ojos y pedir un deseo no bastaba para que éste se hiciera realidad era el primer paso.

A la mañana siguiente, Hyun Jin se alistó para ir a sus clases, con el ánimo en alto. Reacomodó todas sus pertenencias en su mochila para dejarle un espacio a PuppyM, cosa por la que recibió un agradecimiento.

—¿Sí estás cómodo?

—Sí, aquí estaré bien... Pero deberías meter también un paquete de galletas, por si me da hambre —rio—. ¡Oh! Y no olvides tu paraguas. Es probable que caiga nieve esta tarde.

—Galletas y un paraguas. ¡Entendido! —Dijo antes de ir a buscar esas dos cosas.

Mientras tanto, Seung Min seguía en su apartamento. Ya había terminado de cepillar sus dientes, ducharse, ponerse su uniforme y peinarse, pero estaba ordenando sus cosas y se aseguraba de no olvidar nada de lo que podría necesitar durante el día.

Jiniret estaba encima de la almohada del castaño, entre dormido y despierto, escuchando cómo el chico se movía de un lado a otro. Terminó de abrir los ojos justo cuando el castaño metía un paraguas retráctil a su mochila y murmuraba algo acerca de una posible nevada.

—Hmm... Tu paraguas es pequeño —comentó.

—Ah, sí —Seung Min volteó a ver al guardián de deseos—. Eso es bueno, así no me quita demasiado espacio en mi mochila.

—No es bueno. Es fácil de perder.

—¿En serio? Tú también eres muy pequeño, ¿eso significa que te perderías fácilmente? —Cuestionó Seung Min sin intención alguna de burlarse.

—No, no, yo no me perdería —rio Jiniret—. Mejor olvida lo que dije —pidió mientras mostraba una sonrisita traviesa.

Continuará.

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Nada que ver, pero ya quiero que lleguen mis Christmas EveL. 🥺 Ahora sí me controlé (no como con NOEASY 😂) y compré nada más tres.

En fin, espero que este capítulo sea de su agrado. ~ ¡Gracias eternas por leer, votar y comentar!

Los guardianes de deseos [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora