Los guardianes de deseos [HyunMin]

Capítulo 7.

Las calles, edificios y diversos establecimientos tenían decoraciones con luces preciosas, listones y unas cuantas calcomanías de copos y muñecos de nieve en las ventanas grandes. Como siempre, no era sorpresa encontrar parejas que paseaban por ahí con sus manos entrelazadas y que aprovechaban el día para divertirse. Aunque hacía mucho frío, era posible sentir cierto calor con sólo dejarse envolver por el ambiente, como en cualquier Navidad.

Al menos así podría parecer ante los ojos de los demás. Sin embargo, para Hyun Jin, esa Navidad se sentía diferente al resto, pues estaba haciendo algo nuevo al salir con un chico en vez de ir a una fiesta con un grupo de amigos. Ya no estaba tan convencido de que lo que tendría con Seung Min no sería una cita.

Llegó al punto de reunión unos veinte minutos antes de la hora acordada, nervioso porque sabía que ese día sería especial. Haberse acercado al castaño en los últimos días lo hacía despertar de buen humor y sintiendo que todo era fantástico, no podía negar que estaba feliz, y después de una larga conversación con el guardián de deseos que parecía un cachorro, llegó a la conclusión de que sí quería admitir que no veía al menor como un simple compañero de clases o un amigo.

Cuando Seung Min caminó hacia él, sonrió y alzó su mano para saludarlo, pero perdió esa sonrisa cuando notó que el más bajo no hacía más que mirarlo un tanto preocupado.

—¿Por qué no estás usando guantes?

Esa debía ser la forma más extraña que a alguien se le podía ocurrir para saludar a otra persona, mas fueron precisamente las primeras palabras que salieron de la boca de Seung Min una vez que estuvo lo suficientemente cerca del pelinegro. Parecía que la mezcla de la emoción y la prisa había hecho a Hyun Jin olvidarse por completo de ponerse algo para proteger sus manos.

Después de un corto regaño por parte del castaño, encontraron una solución un tanto tierna: Seung Min se quitó uno de sus guantes y se lo prestó a Hyun Jin. Unieron las manos que quedaron descubiertas, entrelazando sus dedos y metiéndolas al bolsillo del abrigo del mayor, para luego empezar a caminar así hacia un bonito y grande centro comercial. Sin duda parecían una pareja entre tantas que salían a disfrutar de la Navidad.

Tras un recorrido por el sitio, Seung Min tuvo que ir al baño. Ofreció disculpas y prometió no tardar. Sin embargo, Hyun Jin vio eso como una oportunidad para correr hacia la tienda en la cual el castaño había visto un brazalete plateado con dijes en forma de estrellas, uno muy hermoso que le llamó la atención. Ya sabía qué podía obsequiarle al contrario por Navidad. Lo compró, mordiéndose el labio por dentro para no apresurar al amable empleado que guardaba con cuidado aquel accesorio dentro de una cajita, y después en una bolsa pequeña con el logotipo de la tienda.

—Esto le encantará a Seung Minnie —sonrió al salir de aquel lugar.

—Hyun Jin —escuchó la vocecita que venía desde el gorro de su sudadera—, no quiero arruinar tu cita, pero tengo hambre.

—No te preocupes, PuppyM. Comeremos pronto —lo tranquilizó mientras sacaba el regalo de la bolsa para poder guardarlo sin problemas en el bolsillo de su pantalón.

Aunque fue un poco complicado debido a la cantidad de personas que paseaban ese día, Seung Min y Hyun Jin encontraron una mesa disponible en el comedor del centro comercial. ¡Y bastante cerca de una imitación de jardinera! Los guardianes de deseos podían esconderse ahí sin problemas y disfrutar de los alimentos que les pasaran disimuladamente los jóvenes de los que estaban a cargo.

Mientras comían un poco de arroz blanco y compartían una pieza de pan rellena de vegetales al vapor, conversaban en voz baja.

—Se nota que Seung Min quiere intentar darle un beso a Hyun Jin. No sé cuántas veces se le ha quedado viendo a sus labios desde que llegamos a este lugar, ya perdí la cuenta... ¿Estaría bien darle un empujoncito?