Capítulo 11

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Samantha Koch.


Vi un par de veces más a Cole pero el actuaba como antes, ni siquiera notaba mi presencia y si lo hacía entonces me ignoraba muy bien.

Pero, ¿No es eso lo que querías? Querías que se alejara y después de rechazar sus muchos intentos de acercarse, ¿Que esperabas que hiciera? Que te rogara toda la vida, o bueno, lo que te queda. Él no es... Mi subconsciente decide aparecer.

¿A tí quien demonios te hablo? Mejor cállate. Y no te atrevas siquiera a mencionarlo.

Lo que más me jodió fue el verlo detrás de Ally un par de veces, creo saber lo que pasó entre ellos según rumores de pasillos y me cabrea mucho la idea de que aún exista algo entre ellos.

Ni siquiera se por qué eso me enoja tanto a fin de cuentas, Cole y yo no somos, ni llegaremos a ser nada.

Solo tuve una oportunidad con él y lo fastidie todo.

Camino hasta la salida para encontrarme con las chicas y Ian. Grace y Sarah suelen irse conmigo caminando ya que vivimos cerca.

En el camino veo a Debra y me detengo.

—Debra. ¿Qué harás por la tarde? —cuestionó.

Piensa unos segundos.

—Voy a salir con Tobías —suspira y sonríe como tonta—. ¿Por qué, Sam? —me mira con los ojos entrecerrados.

—Solo quería salir con alguien un rato, ir por helados, ver películas y olvidarme del mundo por un momento —meto ambas manos en el abrigo color gris claro que llevo puesto.

—Oh, linda, espérame unos segundos. Iré a cancelarle a Tobías.

Cuando estaba a punto de entrar nuevamente en el salón de donde antes había salido la detengo sujetándola por el antebrazo.

—No, Debra, no lo hagas. Yo le diré a alguna de las otras chicas. Ve con Tobías —Debra me mira aún no muy convencida.

—¿Estas segura, Sam? —cuestiona.

—Si, claro que sí. Seguro que alguna puede —sonrió.

—Bueno, está bien —me abraza y deja un beso en mi coronilla—. Te amo amiga. Jamás lo olvides, estoy para lo que necesites y no dudes ni por un segundo en llamarme si se te ofrece algo. Si las chicas no pueden avísame. Tobías lo entenderá —se separa de mí y detallo su rostro.

Sus ojos están levemente cristalizados y su sonrisa es débil. Pero no me enoja porque en su rostro hay amor, más no lastima.

Debra es la única que no refleja esa lastima al mirarme, la mirada de ella es como la de papá o la de mamá, solo reflejan cariño, preocupación y miedo a perderme.

A diferencia de Sarah y Grace que si me miran de esa forma que tanto detesto, pero son mis amigas. Y Sarah bueno ella es mi mejor amiga, y yo las quiero mucho a pesar de que ellas me miren con cierta chispa de lastima.

—¡Despide me de las chicas! —grita antes de desaparecer tras la puerta del salón de matemática.

Sonrió y camino hasta la salida mientras pienso porque le pregunté primero a Debra y no a Sarah quien se supone es mi mejor amiga desde que teníamos siete años. Supongo que debe ser porque me encontré con ella y la idea ocurrió de repente, además, como ya lo dije antes Debra es como mi hermana.

Veo a Sarah y a Ian en la puerta del instituto hablando de manera sospechosa.

Es algo inevitable, ahora todo en ellos me parece sospechoso.

¿Por lástima? O ¿Por amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora