Madeleine se tenso al escuchar aquellas palabras, parpadeó con rapidez tratando de procesar lo que había escuchado. Por otro lado Carlisle estaba atento a las acciones de la fémina quien parecía estar en algún trance. La castaña volvió en si cuando el rubio le susurró al oído.- Oh, mira que tardes es - dijo la heredera con esperanza de que él entendiera la indirecta - Deberías ir a descansar.
- Madeleine... - siseó el doctor.
- ¿Si? - lo vio fijamente.
- De verdad me gustas - murmuró con una sonrisa.
- Carlisle, no soy buena para tí. - le respondió - Estoy segura que encontraras a alguien que sienta lo mismo que tú, alguien que te complemente. - suspiro con tristeza - Eres un buen hombre de eso no tengo dudas pero creo que simplemente debemos olvidar esto.
- No puedes pedirme eso, no cuando cada minuto estás en mi mente... Puedo ayudarte a superar todo aquello que no te permite aceptar tus sentimientos. - le dice mientras se acerca más a ella.
- Agradezco que seas sincero sin embargo tu estilo de vida es tan distinto al mío, me la paso viajando, paso horas en mi oficina, tengo muchas personas a mi cargo, mi vida es caótica. - paso una mano por su cabello - En cambio tu vida es tan pacífica que me temo que no podríamos coincidir en alguna ocasión.
- ¿A qué le tienes miedo? - le pregunta desesperado.
- También me gustas - murmuró - Tengo miedo que mi pasado regresé y mis fantasmas me atormenten. - hizo una pausa cuando escucho gritos fuera de su casa.
Se levantó cuidadosamente y bajo las escaleras dejando a Carlisle confundido. Camino hacia la entrada donde dos hombre de seguridad trataban de convencer a una desconocida de que se fuera.
- ¡Se quien eres Madeleine! - grito la chica, la heredera apretó los dientes al reconocer aquella voz. Mientras que el rubio veía todo desde arriba.
- ¿Sí? - preguntó con diversión - Yo también se quién eres Isabella, tus padre se divorciaron cuando eras pequeña, veías a tu padre algunas veces pero después dejaste de visitarlo. Regresaste a este lugar para que tú madre pasará más tiempo con su nuevo esposo, quien por cierto juega beisbol. - soltó una carcajada - ¿Quieres que te de más detalles?
- ¿Cómo? - cuestionó incrédula la Swan.
- Yo lo sé todo, se a que hora duermes, se lo que desayunas, se tú horario de regreso a tu casa. - se acercó a ella - Yo lo sé absolutamente todo.
- ¿Acaso me sigues? - pregunto eufórica.
- Querida yo no pierdo mi tiempo en cosas insignificantes, ahora dime quien soy. Vamos espero tu respuesta. - la castaña se cruzó de brazos
Isabella tartamudeo en su lugar sin saber que decir, respiro hondo y se armó de valor. La castaña se burló de su torpeza.
- Vete de aquí antes de que llamé a tu padre - le susurró a la pálida.
ESTÁS LEYENDO
Madeleine | Carlisle Cullen
Vampiros𝚀𝚞𝚒𝚎𝚛𝚘 𝚜𝚎𝚛 𝚕𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚝ú 𝚎𝚛𝚎𝚜, 𝚟𝚎𝚛 𝚕𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚝ú 𝚟𝚎𝚜, 𝚊𝚖𝚊𝚛 𝚕𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚝ú 𝚊𝚖𝚊𝚜... 𝚃ú 𝚎𝚛𝚎𝚜 𝚖𝚒 𝚊𝚖𝚘𝚛 𝚢 𝚖𝚒 𝚟𝚒𝚍𝚊 𝚙𝚊𝚛𝚊 𝚜𝚒𝚎𝚖𝚙𝚛𝚎. ...