Capítulo 4

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~Jennie POV~

Incapaz de creer lo que acababa de escuchar, abrí mis ojos de par en par y miré a la mujer de ojos avellana frente a mí como si se hubiera vuelto loca.

Maldición. ¿Había escuchado bien?

¿Acaso acababa de pedirme que me casara con ella?

¿Qué clase de broma era aquella?

-¿Qué...- tomé aire nerviosa, sintiendo que de pronto el espacio era muy pequeño en el amplísimo despacho- ¿Qué ha dicho?-

Y entonces, para asegurarme que no estaba loca y con una sonrisa que me daba verdadero miedo, volvió a hablar.

-Lo que has oído, Jennie- volvió a tutearme - Que para sacar a tu hermano de la cárcel, lo único que tienes que hacer es casarte conmigo-

Y no pude evitarlo.

De manera espontánea y sin importarme nada, una sonora carcajada salió de mi boca mientras frente a mí, la mujer que ahora estaba segura que estaba loca seguía sonriendo y me dejaba desahogarme con aquella histérica risa que seguramente hasta Irene estaba escuchando.

Era de nuevo esa misma sonrisa algo torcida y burlona, casi como si anticipara mis reacciones.

Entonces lo pensé mejor. No solo las estaba anticipando. Las estaba estudiando.

-Disculpe- logré decir entre risas- Lo siento, pero creo que no estoy entendiendo bien. ¿Ha dicho que su condición es que me case con usted?- alcé una ceja, y me sentí estúpida- ¿Matrimonio?-

-Precisamente- contestó como si habláramos de cualquier cosa- Hablo de una boda, hablo de que te cases conmigo-

Y su mirada serena y sobre todo calculadora fue todo lo que necesité para darme cuenta de que estaba hablando en serio. Con mi mandíbula desencajada y mis ojos desorbitados, miré a la mujer frente a mí de nuevo y para entonces estuve segura de que me quedaría sin aire.

Había tenido suficiente.

-Lo siento, señora- comencé con una seguridad que no sabía de dónde salía- Pero creo que usted se ha vuelto completamente loca- ante la última palabra, Manoban alzó las cejas sorprendida- No sé qué clase de broma es ésta, pero déjeme decirle...-

-No es ninguna broma, Jennie- de nuevo tuteándome, maldición, ¡cómo me distraía mi nombre de sus labios!- Estoy hablando en serio-

Contuve un juramento.

-Pe...pero, casarme con usted- comencé tartamudeando- ¡Pero si apenas lo conozco de hace dos minutos!-

Aquella simple exclamación pareció ser suficiente para la mujer frente a mí quién, cambiando su sonrisa por una más suave y comprensiva, pareció compadecerse de mí y de mis nervios que evidentemente comenzaban a delatarme.

Durante unos instantes se limitó a mirarme sin decir absolutamente nada, mientras sus penetrantes ojos me estudiaban de arriba abajo con una mezcla de fascinación y curiosidad. Sin preocuparse porque la viera, paseó su mirada de nuevo por mi cuerpo lentamente, y de nuevo yo tuve que reprimir un escalofrío de...¿Miedo?

Para entonces ya no estaba segura, pero de lo que sí estaba segura era de que esa mirada era demasiado fuerte para no inmutarse ante ella.

Mi cuerpo estaba literalmente ardiendo ante su mirada.

Finalmente llegó hasta mi rostro y aquella mirada cargada de antes se volvió más suave hasta que finalmente pude respirar de nuevo.

-De acuerdo, lo siento- concedió casi con lástima- Creo que debo explicarme mejor-

Contrato de amor-- Adaptación JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora