Capitulo 1

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"Brillo como una estrella y me pierdo en la oscuridad, me despierto en un vacío y en el espacio desaparezco"

El arte es infinito sin embargo la vida es corta para apreciar la vida, esa mañana de invierno turgente y descarado amanecer donde el viento azota en dirección contraria, la presencia de una lluvia escandalosa llenaba cada canal y drenaje que toma una desviación a un rio que estaba por desbordarse, el agua fluyente que se mezcla con los residuos del suelo haciendo de esta una mezcla homogénea que toma un aspecto marrón arrastrando a todo ser vivió que habita en él.

—«Voy a cerrar los ojos y el sueño perturbador se ira de la misma manera en que este llego»— Muy dentro de la pequeña infanta había una voz parlante.

Mentalmente contaba los borregos imaginarios tras buscar conciliar el sueño justo cuando nuestro destino estaba tan cerca.

Solitario, otro día que me ahogaba en una enfermedad que me consume como la llama eterna de una esperanza a ciegas de esa forma me sentía un extraño sentimiento había dentro de mí, un pequeño cuerpo infante de apenas cinco años, luchando contra su propio sueño con cientos de preguntas y dudas que invadían un pequeño cerebro, todo cambia y se transforma de un día a otro, los olores más esquicitos del campo, tierra húmeda invadía mis pequeños y frágiles pulmones, el dulce de un café silvestre el más fino que podría existir en todo el mundo.

Podría ser prisionera de todo lo que me rodea infinitamente o podría ser el comienzo de una vida mejor.

La aventura es mejor cuando conoces al ser que te arrastra consigo tras cientos de aventuras, las almas gemelas son todo aquello que buscamos a lo largo de la vida.

Piel canela, cabello corto y negro. Dientes imperfectos pero la sonrisa mas alegre que no había visto me observaba a lo lejos antes de salir del auto de mi cuidadora.

A partir de ese grato día comenzaría una nueva vida lejos de los cerros y el aroma del asfalto que evapora por el calor extremo de la ciudad. Los distintos olores eran solo simples recuerdos que se pierden con las horas de viaje a un punto ciego donde no habría días donde el casero no cobrara la renta puntualmente al medio día o ver cientos de correos en el buzón. Que podría extrañar más que el café de vainilla, el parque donde la señora Loida lleva su libro favorito "Avaricia" a los asientos y lee un capitulo sin falta todas las tardes excepto los fines de semana, me observa alejarme después de soltar mi pequeño brazo.

Era el fin de los días cálidos y un perfecto atardecer que combinaba con el color amarillo de los girasoles que adornan y le dan sentido al parque menos turístico de toda la ciudad. La única persona que podría llamar amiga estaría a cientos de kilómetros. La mujer más sabia y carismática con los gustos más exóticos capaz de comprender una personalidad en constante construcción.

Pensamientos vagantes de aquellos recuerdos que no me gustaría olvidar.

Era el momento de salir del auto, la mujer quien tomaba el papel de madre era bastante "impecable" la palabra que podría definirla completamente.

La casa aún estaba en construcción, restos de material para construcción adornaban lo que bien sería una cochera. Durante el viaje la mujer no había dicho ni una sola palabra, el aburrimiento me inundaba causando que fuera uno de los peores días.

La lluvia seguía haciendo un buen trabajo que la mudanza podría tardar días en llegar, esa noche dormimos sobre el azulejo frio para complementar una sopa desabrida como cena cerraba el trágico día.

—Descansa pequeña. —Dijo, justo después de apagar la luz.

Constantemente había un recuerdo lucido muy dentro de esa cabeza un vacío que albergaba mi frágil conciencia que daba forma a los miedos mas profundos desterrados por sí mismos.

|CIELO INFERNAL|©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora